Un reencuentro siempre suele llenar de felicidad, en los cuentos de hadas la felicidad es para siempre pero en esta historia no se sabe.
_____ Halls perdió al amor de su vida, Tom Hiddleston quién se caso con una mujer con la cual tuvo una aventura...
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— ¡Mhhhhh! –cuando desperté me estiré un poco y tallé mis ojos, me acomodé en la cama y vi a Tom que dormía todavía.
Me levante y fui al baño, cuando terminé lave mis manos y me miré en el espejo y lavé mis dientes y lave mi cara y fui a la cocina a preparar un desayuno especial para los dos, ya estaba un poco más familiarizada sobre donde estaban las cosas y me parecía un poco más fácil. Por las cosas que había preparé unos hotcakes y un poco de huevos con tocino, busqué un poco de café y preparé para llevarlo hasta la habitación.
Acomodé los platos y las tazas en una charola y con cuidado fui al cuarto, la acomodé en un buró con mucho cuidado y me acerque a Tom y besé su mejilla, luego besé su nariz, después su mentón y al último bese sus labios. Suspiró y yo me alejé un poco viéndolo mientras sonreía estúpidamente, abrió sus ojos lentamente y sonrió cuando me vio muy cerquita.
— Dame beso –dijo sonriendo un poco y con la voz un poco ronca.
Me acerqué nuevamente a besar sus labios y el correspondió el beso inmediatamente.
— Huele rico... Huele a comida –murmuró en mis labios.
— Te preparé el desayuno y lo traje para que comamos juntitos aquí en la cama –Me puse de pie y fui por la charola.
La acomode en la cama luego de que se había sentado. Sonreía ampliamente y noté como se le hacía agua la boca, me senté yo y él se acercó a ver qué era lo que había hecho para desayunar.
— Se ve delicioso mi amor muchas gracias –lo primero que agarró fue su taza de café y dio un sorbo y saboreo un poco– sabe un poco fuerte pero esta riquísimo.
— Provecho, espero que te guste –agarré mi plato y comí hambrienta.
Tom también comía tranquilamente y de vez en cuando bebía de su café y limpiaba su boca. Cada que nuestras miradas se cruzaban me sonreía y me lanzaba un beso.
Cuando terminó su desayuno dejo el plato sobre la charola y yo también dejé el mío de igual manera.
— Te tengo un regalo –hablé– bueno, creo que puede ser tomado como un regalo o una sorpresa.
— ¿Enserio? –sonreía.
Solo asentí con la cabeza sonriendo un poco pero mis manos sudaban.
— Debes cerrar los ojos... ¡No hagas trampa Thomas!
Cerró los ojos y luego cubrió su cara con las manos, me hizo reír un poco porque parecía un niño pequeño.
— Te estoy vigilando de que no los abras... solo estira una mano –me levanté de la cama y fui a mi mochila a buscar su regalo.
