Capítulo 20

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GWEN

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GWEN

Cuando era pequeña, fui a un parque de diversiones con mis maestras y compañeros del colegio. A pesar de tener solo siete años, en ese momento era más alta que el resto y alcanzaba la estatura mínima para subirme a la montaña rusa. Me senté junto a una desconocida, me afiancé con fuerza a mi cinturón de seguridad y grité hasta que mis pulmones se quedaron sin aire. Mi estómago bailó en cada curva, mi corazón latió tan fuerte que creí que se me saldría por la boca y al bajar, mi mundo había cambiado.

Besar a Colin es similar a ese momento, siento que estoy rompiendo reglas que no existen y la adrenalina me recorre como fuego. Mis pulsaciones van sobre la media y mis pulmones arden porque el aire que alcanzo a tomar es insignificante, pero no hay manera en que quiera detener este momento. Sus labios están cálidos contra los míos, aunque el resto de su rostro está tan helado como el clima a nuestro alrededor. Su lengua se enreda con la mía, sus manos me sostienen con fuerza y me acarician sobre las capas de ropa. Es gentil, es apasionado y se siente como bajar de la montaña rusa, algo ha cambiado.

Enredo mis brazos alrededor de su cuello y me inclino hacia adelante al sentir que me caigo; no obstante, sus brazos me aferran con fuerza, acercándome más a él y eliminando cualquier espacio que exista entre nuestros cuerpos. Sus labios abandonan los míos por un momento, solo para tomar aire y luego vuelven a besarme con la misma seguridad que antes. Colin no es tímido cuando nuestras bocas se encuentran, no mete la pata ni dice algo indebido; me gusta que pueda ser el muchacho amigable y a la misma vez el que me deja sin cordura cuando estamos compartiendo algo más que una risa.

—Gwen —susurra.

—¿Mmm?

—No hagas eso.

—¿Hacer qué? —suelto con desentendimiento, mi boca a centímetros de la suya.

—Mecerte.

Me detengo de pronto al escucharlo y siento que las mejillas me arden al comprender que tiene razón, estoy meciéndome sobre sus piernas a la vez que compartimos un beso y no tengo ni idea de cómo inició.

Maldita dulzuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora