Capítulo 28

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GWEN

San Valentín está cerca y mi negocio es uno de los que se benefician con la fecha. Pedidos a todas horas, reservas para la fecha y mucho, mucho amor flotando en el aire. Me encanta, incluso cuando no participo activamente en la festividad. Soy más bien como un hada madrina, pero en lugar de transformar calabazas en carrozas, horneo dulces en forma de corazón.

Steve tiene una corazonada que le dice que éste será mi año siendo protagonista del 14 de febrero y me encanta que así lo crea, aunque no podría estar más equivocado. Colin y yo tenemos una cita pendiente, sí, nuestra primera cita oficial; sin embargo, está en Los Angeles promocionando su nuevo disco y no tengo idea de cuándo volverá. Sin ir más lejos, el mismísimo día de San Valentín tiene una presentación en un late show por lo que mis esperanzas han muerto. Otro año será, no me afecta.

Ser hada madrina está bien para mí.

Debemos ser las personas más desdichadas de este mundo

—Se me ocurren un montón de personas más desdichadas que nosotras en este momento, Faith —contesto sin dejar de limpiar la cafetería ahora vacía—. No tener con quién pasar un 14 de febrero no nos hace víctimas.

—Gwen, deja a tu hermana quejarse en paz —interviene Steve quien claramente está escuchando la conversación porque está en altavoz—. Estaba comprometida y ya no, la está pasando horrible.

Gracias por recordarme mi mala suerte, Steve.

—Te estaba defendiendo.

Y te estoy agradeciendo. —Hace una pausa antes de continuar y escucho que descorcha un vino. El rosado es su nueva obsesión—. ¿Saben qué es lo peor? Que incluso mis alumnos la están pasando mejor que yo, ¡y tienen ocho años!

—Espera que les llegue la pubertad, ahí la pasarán peor que tú —intento tranquilizarla con una mala broma—. ¿Dónde están mamá y papá?

En la tienda, por suerte. Los amo y les agradezco que me hayan dejado volver a vivir con ellos, pero no soporto toda su atención. Mamá me mira como si estuviera enferma.

Maldita dulzuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora