Capítulo 58

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GWEN

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GWEN

No cuento con un segundo pastelero aún a pesar de la búsqueda y entrevistas. Todavía no logro decidirme sobre quién sería el nuevo miembro del equipo y me reemplazará ahora que tengo que dedicarme al nuevo local. Sí tenemos a un nuevo barista y una moza ayudando a Steve en el salón con lo que logré convencerlo de tomarse sus merecidas vacaciones. O una parte de esas vacaciones, como él insistió. La otra parte, según prometió, las tomará más adelante.

Hoy, pese a ser un día por demás concurrido en la pastelería, me siento tranquila. Las tareas concurren sin incidentes, los clientes parecen satisfechos y por primera vez en muchos días siento la necesidad de suspirar con alivio. Mi hermana, quien insisto es mitad bruja y se llevó el lado misterioso de la familia, me ha dicho muchas veces que esa sensación de alivio no siempre trae buenas noticias y después de años de convivir con ella, debería haber aprendido la lección.

Pero no lo he hecho.

—Gwen —me llama Steve cruzando las puertas hacia la cocina y con una expresión de tranquilidad que no le veía en mucho tiempo—. Acabo de tener un déjà vu.

—No estaría entendiendo a qué te refieres.

Aparto mis ojos del delicado pastel de cumpleaños que estoy terminando y le presto mi total atención.

—Hay un muchacho en el salón que quiere verte.

—Si esta es tu forma de decirme que Colin está afuera, te golpearé —lo amenazo.

—No es Colin. —Blanquea los ojos cuando nota que lo miro desconfiada—. De verdad que no lo es. Con lo pegotes que se han vuelto ustedes dos, no me arriesgaría a sacarles un minuto. Es otro chico. No lo conozco. Pero quiere hablar contigo.

—¿Te ha dicho su nombre?

—Como sucedió aquella vez con tu amado, no. Tampoco se lo pregunté.

—Deberías preguntar esa clase de cosas —lo aconseja Holly atenta a su trabajo y a la conversación también. Me encanta—. Gwen ahora está en el ojo público, no puede simplemente ver a cualquiera que requiera su presencia.

Maldita dulzuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora