GWEN
No soy buena actriz; de hecho, podría considerarse que soy una pésima actriz. En la primaria, cuando todos estábamos obligados a tener clases de teatro, siempre era un arbolito y la profesora evitaba darme diálogos o bailes muy enredados para que no metiera la pata y arruinara la obra. Me ponía un satisfactorio porque le agradaba y le gustaban las galletas que siempre llevaba para compartir, de lo contrario, habría suspendido una y otra vez.
Estoy asustada.
Aterrada.
Y Faith no deja de mirarme con diversión porque a ella sí le iba bien en esa clase y fue protagonista de muchas obras en el instituto. Es un alivio si lo pienso con detenimiento, el plan no se irá al tacho gracias a ella.
«Operación palomitas de maíz», ese fue el nombre que Lee le dio a esta locura y todos estuvimos de acuerdo porque queremos pensar que cuando termine, nos reiremos de la situación y la recordaremos con gusto, como si estuviéramos viendo una película. Tengo fe de que todo saldrá bien. La fe es lo último que se pierde y que no la haya perdido debe ser bueno, o eso quiero creer.
La operación está en marcha y el plan bien definido. Colin y Faith serán los protagonistas de un amorío y yo, por mi parte, seré una mujer despechada que descubre lo que su novio y su hermana están haciendo. Una llamada de Taylor pondrá en marcha la actuación y estamos esperando ansiosas a pocos metros de la discográfica a que mi teléfono suene. Puedo imaginar a Col y sus amigos en su oficina sintiéndose igual que nosotras. Si sale mal, si no somos convincentes, tendremos que acostumbrarnos a los rumores por siempre.
—Quiero un helado. O un cigarrillo —murmura mi hermana con la vista fija en mi móvil.
—¿Cómo es que pasas de un helado a un cigarrillo?
—Estoy nerviosa y los helados y los cigarrillos me ayudan a calmarme.
—Tienes problemas.
—Creí que la que tenía problemas eras tú y por eso estamos en tu camioneta de repartos esperando la llamada del sexy vocalista de una banda.
—Taylor es guitarrista también.
—Me corrijo: del sexy vocalista y guitarrista de una banda. Es una lástima que esté casado, lo intentaría si no fuera el caso.
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Maldita dulzura
RomanceColin y Gwendolyn solo tiene una cosa en común: el amor al arte. Él, bajista de una banda en ascenso. Ella, pastelera en un negocio que va ganando renombre. Pese a su éxito personal, la vida no siempre les sonríe. Gwen tiene mala suerte en el amor. ...