COLIN
No tengo idea qué hora es cuando nos dejan entrar de nuevo a la casa, no me importa tampoco porque acabo de pasar por el mejor momento de mi año. Gwen y yo... Cielos, resulta raro y un poco escalofriante siquiera decirlo en mi mente, pero he perdido la cuenta de las tantas veces que nos imaginé viviendo ese momento. Los dos, juntos, sin dudas y disfrutando. Ahora ya no es una imaginación y espero que tampoco se transforme en un recuerdo, deseo que sea una realidad y algo que se repita cada tanto.
Mi felicidad y bienestar es lo opuesto a la sensación que se experimenta al entrar a la casa de los Holland. Me siento inquieto, por supuesto, no solo por haber sido el verdugo, sino por haber tenido sexo con Gwen mientras todo se desmoronaba. Fue un mal día para tener el mejor momento, aunque eso no signifique que me arrepienta.
No sé qué fue lo que sucedió en nuestra ausencia, tan solo puedo armar una historia con retazos aislados. El rostro de preocupación de Ed y Carolina, la tristeza en la mirada de Faith, la ausencia de Niles, los regalos rotos en la sala y la cena intacta. No es buen momento, pero diablos, me muero de hambre.
—¿Col?
La voz de Gwen es un pequeño susurro, apagado al igual que su mirada.
—¿Sí?
—¿Te molestaría dormir en mi habitación? Faith quiere estar en la suya y me gustaría hacerle compañía.
—Claro, no tengo problema. ¿Ella está bien?
—Mejor de lo que esperaba, pero no bien. —Suspira y mira hacia atrás donde su hermana está hecha un ovillo sobre el sillón—. Tendría que haber estado aquí para ella.
—Gwen...
—No me arrepiento —agrega con rapidez sin elevar la voz—, créeme que no, Col. Pero la veo allí tan rota que no puedo evitar sentirme mal.
—Tu compañía no habría cambiado nada —digo con un nudo en la garganta, no me agrada decírselo sin anestesia—. La culpa es de Niles y los airbags no habrían evitado el impacto.
—Pero habrían disminuido los daños.
—Sin ofender, Gwen, pero creo que habrías aumentado los daños. ¿Una nariz rota quizás?
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Maldita dulzura
RomanceColin y Gwendolyn solo tiene una cosa en común: el amor al arte. Él, bajista de una banda en ascenso. Ella, pastelera en un negocio que va ganando renombre. Pese a su éxito personal, la vida no siempre les sonríe. Gwen tiene mala suerte en el amor. ...