COLIN
Ser parte de una banda de rock trae consigo una infinidad de prejuicios por parte de la sociedad. La mayoría cree que las drogas son la base de nuestra alimentación, que nos inyectamos nada más despertar y que es la única manera en la que conseguimos atravesar el día. También se cree que somos desinhibidos y nos llevamos la vida por delante, que tenemos todo lo que deseamos porque sabemos cómo conseguirlo y que nuestras letras hablan más desde la depresión que desde la felicidad.
No voy a decir que nunca pensé que esos estereotipos no fueran reales y algunos lo son con ciertas bandas o músicos, pero no se parecen en nada a nuestra realidad. Nuestra discográfica y, específicamente, nuestro productor, están sobre nosotros todo el tiempo intentando mantenernos por el camino recto. Nada de drogas, poco alcohol y mucho ejercicio y meditación para mantenernos serenos. Todo es bastante genial hasta que recuerdo que no nos enseñan a ser valientes y que tengo que ser yo el que se anime a dar los primeros pasos porque nadie lo hará por mí.
—Te ves miserable, Col.
—Gracias, Lee. Me siento mucho mejor ahora —respondo con ironía.
—¿Otra noche sin dormir?
—Duermo, pero poco.
—Tu problema es que le das muchas vueltas a todo. Necesitas relajarte más.
—Es increíble que diga esto, pero estoy de acuerdo con Lee —interviene Key quien muy amablemente nos está preparando el desayuno—. No puedes planificarlo todo.
—Yo no planifico las cosas y por eso salen tan mal.
—¿Seguimos hablando de la chica o ya cambiamos de tema? —Harley frunce el ceño con confusión y busca con la mirada a nuestro amigo para obtener una respuesta—. Estoy un poco perdido.
—Es la resaca, Lee. Tienes que dejar las fiestas.
—Estoy bien. Además, no estamos hablando de mis problemas. Incluso con pocas horas de sueño y muchas de fiesta, luzco mejor que tú.
—Ahora me siento ofendido.
Le agradezco a Key cuando me entrega el desayuno aprobado del día y me alegro porque, al menos, no es algo insulso como los días lunes. Hoy nuestra dieta indica tostadas con huevo y palta acompañado de un tazón de fruta. No hay nada peor que las tostadas de arroz con queso de los lunes y todos compartimos el sentimiento.
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Maldita dulzura
RomanceColin y Gwendolyn solo tiene una cosa en común: el amor al arte. Él, bajista de una banda en ascenso. Ella, pastelera en un negocio que va ganando renombre. Pese a su éxito personal, la vida no siempre les sonríe. Gwen tiene mala suerte en el amor. ...