Capítulo 54

3.6K 442 104
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

GWEN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

GWEN

Si existe una mejor sensación que estar de pie en el centro de mi nueva pastelería, no quiero conocerla por el momento. Si existe algo mejor, no quiero que nadie explote mi burbuja de felicidad. Vivir en la ignorancia de un momento feliz es la paz que cualquier persona necesita y merece vivir.

Yo, Gwendolyn Holland, de veinticinco años, he logrado lo que parecía imposible: soy mi propia jefa y mi negocio está en ascenso. Suena como una estafa piramidal, por suerte no lo es. La realidad es mejor y de solo pensarlo, los ojos se me llenan de lágrimas de felicidad y orgullo propio. Saber que he logrado lo que tanto he soñado, saber que todo el esfuerzo ha dado frutos, no tiene comparación.

Sí, el local está vacío por el momento y necesita kilos de arduo trabajo, pero es mío y pronto será la sucursal principal de mi pastelería. Tengo tantas ideas, tantas expectativas que no creo poder dormir hasta que esté en marcha. Es una locura. Una hermosa locura.

—Señorita, creo que no es seguro que esté sola en este lugar abandonado. Le voy a tener que pedir que me acompañe.

Mis ojos se abren de la sorpresa al escuchar la voz a mis espaldas. Por un momento me asusto como los mil demonios porque creo ingenuamente que un policía me ha confundido con una ladrona. Luego, mi cerebro vuelve a funcionar y reconozco esa voz. Esa voz melodiosa, grave, masculina...

—Oh, por todos los cielos —exclamo girando sobre mi propio eje—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Viene a ver a mi mejor inversión —contesta Colin con una sonrisa mientras los dos caminamos con rapidez a nuestro encuentro—. Hola, cariño.

La dulzura con la que me saluda me hace saber que yo soy su mejor inversión y puede que haya cambiado de parecer. Sí hay algo mejor que estar de pie en el centro de mi nueva pastelería y es estar aquí con él.

Sus brazos me rodean con fuerza cuando nos encontramos frente a frente y sus labios buscan los míos al instante. Al principio, no nos movemos, como si temiéramos romper la realidad y despertar; sin embargo, pronto nuestras bocas se mueven con la misma armonía y conocimiento de siempre, como si la distancia no hubiera existido y nuestro último encuentro hubiese ocurrido hace unas horas y no varias semanas atrás. El amor que siento por él, la sensación de que es el mejor momento de mi vida, la certeza de saber que es probable que así sea... Desearía poder guardar este momento para siempre, inmortalizarlo en una bola de cristal a la que pueda acudir cuando todo parezca irse al demonio. Si pudiera, si fuera posible, este sería mi lugar seguro para el resto de mi vida.

Maldita dulzuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora