COLIN
Los vecinos suelen ser molestos y mucho más viviendo en un edificio. Suelen haber peleas por ruidos, por desorden, por mascotas, por bebés, por la intimidad o la falta de ella, por una mala cara... En fin, hay peleas por todo. En nuestro caso no es distinto. Key no soporta a la anciana del quinto piso B, Lee cree que el hombre que vive en el octavo C es un estirado y que se actúa como si fuera la gran cosa por ser doctor en algo poco útil, y a mí no me agrada la hija del vecino del segundo A que aparece cada tanto y me usa el estacionamiento. No tengo auto, pero no le da derecho a usarlo. Aun así, los tres tenemos debilidad por Claire y no conozco nadie de este edificio que no la adore.
Claire vive con su madre en el diecinueve A, un piso bajo nosotros y la conocimos nada más mudarnos. Desde entonces somos sus niñeros no oficiales y sus mejores compradores de galletas. Aun así, pese a todo lo que hemos vivido con ella, nos está ignorando porque ha encontrado a alguien más interesante: Gwen. Están hablando sobre princesas y caricaturas mientras preparan un pastel rosado para la feria de platos de las niñas exploradoras.
—No nos ha visto en semanas y nos ignora —murmura Harley en un berrinche, mirando de reojo a las pasteleras—. Creí que iba a correr a abrazarme al llegar, pero no, me saludó desde lejos y ya.
—Encontró a alguien más interesante —responde Key.
—Yo soy mucho más interesante que Gwen.
Arqueo una ceja en su dirección y bufa. Qué dramático, ni siquiera le gustan los niños que no sean Claire.
—Los niños son traicioneros, se van con cualquiera que les ofrezca azúcar —continúa—. Otra razón para no tener hijos.
—Descuida, en tanto terminen con ese pastel, Gwen y yo nos iremos. Tenemos planes. Podrás jugar videojuegos con ella todo lo que quieras.
—Ahora hacemos rompecabezas. Son mejores para el cerebro.
Ahogo una carcajada y vuelco mi atención en las dos personas que han invadido nuestra cocina. Gwen me sonríe a través de la habitación y Claire, al notarlo, me sonríe también. Las saludo con la mano y rápido vuelven a su tarea. Están decorando el pastel con crema rosada y ya no les queda nada para acabar. A Lee eso lo hará feliz y a mí también porque, pese a que adoro a Claire, quiero estar a solas con mi novia tanto como sea posible. En una semana y media nos iremos de gira, largos viajes en carretera y noches en escenarios. Me encanta la idea, toda mi vida he soñado con vivir así, aunque también sé que es un mal momento en una relación que está comenzando.
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Maldita dulzura
RomanceColin y Gwendolyn solo tiene una cosa en común: el amor al arte. Él, bajista de una banda en ascenso. Ella, pastelera en un negocio que va ganando renombre. Pese a su éxito personal, la vida no siempre les sonríe. Gwen tiene mala suerte en el amor. ...