Capítulo 42

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GWEN

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GWEN

Estoy acostumbrada a las despedidas y a la distancia. Me separa un país entero de mi familia y me he hecho a la idea de que dejar partir a alguien también es una manera honesta de demostrar cariño. Eso no significa que no extrañaré a Colin cuando recorra todas las ciudades de Estados Unidos, pero creo que estoy más preparada que él para hacerlo. La manera en que busca mis ojos, cómo sus labios me besan con ternura como si temiera apresurar el momento y el recorrido lento que sus manos hacen por mi cuerpo me lo confirman.

Acuno su rostro con mis manos y lo miro directo a los ojos. No es el momento correcto para decírselo, no cuando se mece contra mí y de mis labios no dejan de escapar gemidos porque me está haciendo ver estrellas, pero la tristeza en su mirada me preocupa. Supe desde un principio que estaba saliendo con un pesimista, que pese a ser un romántico escondido, siempre espera la tragedia.

—Col...

—¿Necesitas que pare? —murmura con la voz entrecortada.

—Solo quiero que sepas que está bien.

—¿Qué cosa?

—Que vayas de gira.

Sus movimientos se detienen de golpe y el aire se escapa de mis pulmones en consecuencia. Mi cuerpo me reclama por haberlo hecho parar, me reclama porque ahora el placer de tenerlo dentro de mí se está desvaneciendo porque los sentimientos han cambiado. Sin embargo, mi mente y mi corazón me dicen que hice lo correcto.

—No temo que lo nuestro cambie —aclaro—, confío en ti y en mí.

—Son muchas semanas lejos.

—Y si la distancia daña todo lo que tenemos, entonces nunca tuvo que suceder.

—Eso no me tranquiliza, Gwen.

Aferro mis manos a sus hombros y acaricio su piel con la yema de mis dedos.

—Nada va a cambiar, eso es lo que quiero que sepas. No quiero menos a mis padres ahora que vivo lejos de ellos, no quiero menos a mi hermana. Y no te querré menos a ti.

Maldita dulzuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora