Vladimir...
Un paso.
Solo el impulso de un paso puede cambiar todo lo que alrededor de ti ocurre. Realmente es algo loco pensar de esta manera, ya que los impulsos no siempre son la mejor manera de hacer las cosas, pero para algo existe el dicho: 'por algo ocurren las cosas'.
Siempre me he caracterizado por llevar un orden en todo, por tratar de controlar cualquier detalle en mi vida y que de eso solo saliera resultados provechos para mi. No obstante, en estos momentos me deje llevar y me deje llevar por esos impulsos que te empujan a hacer locuras y buscar eso que tanto anhelas sin prestarle atención a las consecuencias que eso puede traer consigo.
-Señor Petrov, ya estamos por aterrizar.
Asentí apartando la mirada de la ventanilla del avión.
La azafata me observa con una sonrisa coqueta. Ella muerde su labio provocativamente cuando llevo mi vista a su escote, el cual se marca aún más ahora que desabrocho los primeros botones de su camisa.
Bufé exasperado por la situación, ya estaba cansado. Ha pasado toda el maldito viaje con ganas de que la folle, así sea en el pasillo de este avión.
No les voy a mentir, he estado con varias mujeres después de mi Ángel. Sin embargo, ninguna a logrado despertar en mi lo mismo que ella. Ninguna pudo satisfacer mis deseos carnales, a pesar de que siempre escogía a las chicas delgadas con piel pálida y ojos azules (casi parecidas a ella).
Hubo una vez que mande a buscar a una chica de procedencia asiática para que pudiera aplacar mis deseos lascivos, muy mal de mi parte.
La pobre mujer salio despavorida cuando en un arrebato de rabia, le grite y la termine tirando al piso bruscamente debido a la frustración y rabia. No era Anna, no tenía esos ojos azules llenos de timidez y ternura.
Carajo esto me estaba enloqueciendo.
Siempre terminaba en el baño masturbandome mientras que solo su rostro, pechos, cintura estrecha, coño rosado y delicioso, piel suave y cabello castaño envadía mi mente.
Me remuevo en mi asiento tratando de que no se note tanto la gran erección que se comenzaba a formar en mis pantalones con tan solo pensar en ella.
La necesidad de tenerla conmigo, ha estado haciendo que cada vez me encuentre más inestable, mis arrebatos de furia y violencia se hacian más eventuales; cosa que se me estaba saliendo de las manos. Debía mantener todo sereno y calmado, siempre supe controlar mis ataques de rabia, cosa que me hizo ser aún más letal y llevar conmigo un camino cargado de temor y respeto. Sin embargo, la ausencia de Anna ha hecho que todo se vuelva un total desastre en mi vida. Y eso no era para bueno.
Asiento en dirección a la mujer y noto su expresión de decepción cuando no muestro el más mínimo interés en ella.
-Al fin, ya vamos a llegar- comenta feliz Nikolay tomando asiento frente a mi.
Ruedo los ojos al notar lo desaliñado que se encuentra, y al ver como la segunda azafata que nos ha acompañado durante el viaje, sale del cubículo del baño acomodando su vestimenta y cabello.
-No veo porque te quejas, de todos modos veo que el viaje fue de tu agrado- le digo observando la hora en el reloj de mi muñeca.
El se escoge de hombros, para luego guiñarle un ojo a la mujer que pasa por nuestro lado moviendo más de la cuenta sus caderas.
El avión aterriza y nos disponemos a bajar.
Unas camionetas negras nos esperan, junto a nuestro equipo de seguridad. Subimos a estas y el auto marca rumbo hacia nuestro destino.
ESTÁS LEYENDO
Una Flor para Mi Angel [#3 Saga Flores]
RomanceElla... Ella es la definición de dulzura, inocencia y pureza. Era la luz de su familia, con una sonrisa y belleza capaz de cautivar a cualquier hombre. Pero dentro de toda esa bondad y buen corazón escondía demonios que noche tras noche la torturaba...