Teen Wolf ~ One Shots

89. Isaac Lahey

Tu nombre era _______ McCall, exacto, hermana de Scott. Hoy te encontrabas en el campo de lacrosse ya que como siempre ibas apoyar a tu hermano y a Isaac, quien vivía con ustedes en ese momento. El partido había terminado pero tu hermano y Isaac al ser capitán y su segundo al mando del equipo, se quedaron hablando con el coach.

-Hola _____- Oyes una voz acercarse y notas que un chico con uniforme del equipo se te acerca.

-¿Max, verdad?

-Si, si, no pensé que supieras quien era- Rie el chico, que era muy guapo.

-Bueno, haz anotado más puntos que cualquiera en los últimos partidos, la barra está todo el tiempo gritando tu nombre.

-Bueno saber que tengo audiencia- Sonríe- Te quería preguntar algo.

-Pues hazlo.

-No sé cómo decirlo, estoy algo nervioso... Quería saber si querías salir conmigo-No esperabas eso, no lo conocias, pero lo que te extrañó más es que cuando lo dijo miró a todos lados.

-¿Buscas algo?- Preguntaste.

-Lo que pasa es que estoy de espaldas a ellos pero puedo sentir a tu hermano y Lahey me están mirando.

Cuando moviste un poco tu cabeza para mirar las bancas de los jugadores notaste que era verdad que ambos miraban e incluso parecía que estaban hablando de ustedes.

-Si, creo que nos miran fijamente.

-Si bueno, estoy arriesgando mucho aquí- Dice Max.

-¿Por qué?- Ríes.

-Bueno después de que Lahey nos dijiera que ni se nos ocurriera acercarnos a ti, tuve unas cuantas dudas de venir a hablar contigo.

-¿Isaac hizo que?- No entendías del todo.

-¿La charla?- Aún lo mirabas con dudas- Mierda... pensé que lo sabías, creía que Isaac nos advirtió porque tú se lo pediste.

-Yo no le he pedido nada a Isaac- Miras  rubio con furia- ¿En que consistió lo que les dijo?

-Bueno, no sé si debería decirtelo- Max rasca su cabeza.

-Vamos, dímelo.

-Muy bien, un día después de un partido nos encerró a todos en los camerinos y nos dijo claramente que te consideraramos intocable, esto fue cuando tu presencia en las gradas era constante y todos nos distraídos un poco al verte- El sonríe y se sonroja y tu también lo haces.

-¿Tu también?

-Yo soy aún el que más se distrae- Ahora eras tu la que se sonrojaba.

-Continua- Tratabas de contener la sonrisa, no estabas acostumbrada a esos tratos.

-Y nos dijo que no te podíamos siquiera mirar, ni llamarte, no podíamos pedirte nisiquiera un lápiz, me dio miedo, nos dijo que si nos acercábamos el "accidentalmente" nos dejaría con fuertes heridas en el próximo partido.