Sin ganas de despertar aún, cierto aroma dulce fue arrastrándola desde el mundo de los sueños a la realidad. Sus cabellos dorados desparramados por la almohada recibían de buena mañana las pizcas de luz que interrumpían por la ventana. Recordar la noche anterior junto a la que no estaba en la cama y sumarle ese dulce olor desde tan temprano le sacó una cálida sonrisa. No... retiró lo de temprano en cuanto vio que eran alrededor de las doce del mediodía. Sin preámbulos, se dirigió al baño a asearse y cuando abrió la puerta de este algo en el ambiente dulce ya no era igual; fue rápidamente a la cocina, donde finalmente halló a Jennie despegando a duras penas una masa chamuscada de la gofrera.
—¿Qué ha pasado? —preguntó muerta de la risa.
—He ido a llenar el dispensador de comida a tu querido Brownie y cuando me he venido a percatar esto ya se estaba quemando, no pensé que se haría tan rápido. ¿Te ha despertado el olor a quemado? Perdón, mi intención era llevarte el desayuno a la cama, mi amor.
—Muy bonito el gesto, cariño, pero no es necesario que quemes la cocina para ello —Se sentó sobre la encimera, observándola desde sus espaldas.
—No pasa nada, sólo ha sido el primer intento, es de práctica. Ahora el resto saldrán bien —dijo con seguridad en sí, vertiendo la segunda tanda de masa en la máquina.
En cuanto se dio la vuelta sus ojos no pudieron evitar perderse en el moño desarreglado que dejaba caer unos cuantos mechones sobre los hombros, estos descubiertos por la fina camiseta blanca de tirantes que dejaba marcados sus pechos; sus piernas descubiertas, tan solo las decoraba uno de sus bóxer que casi pasaba desapercibido ante sus pensamientos más traviesos.
Se acercó a ella y descruzó las piernas de la rubia con tal de quedar ella entre los muslos que acariciaba suavemente.
Asegurándose de hacer más íntimo su tono de voz, preguntó—: ¿qué tal dormiste después de lo de anoche?
—Genial. Después de tanto tiempo ya veo las cosas con otro color, ¿tú no? —Jennie asintió—. Realmente me alegra mucho que este asunto se haya resuelto.
Se adelantó a las intenciones de la castaña, lanzándose antes a besarla con tanta calma que sus caricias parecían ir en cámara lenta. Manos escurridizas se colaron bajo su camiseta.
—Jen, esas manos donde las pueda ver —sostuvo con una media sonrisita, expectante a la respuesta de la mayor.
La mayor paseó sus dedos bajo el elástico del bóxer.
—Lo siento, es que te ves tan sexy con mi ropa interior... que tengo ganas de quitártela otra vez. De hecho, mis verdaderas intenciones eran llevarte unos ricos gofres a la cama y aprovechar el chocolate para comerte a ti también —insinuó sin timidez alguna.
La rubia alcanzó el bote de chocolate, viendo que no quedaba demasiado—: humm... ¿por qué mejor no me comes a mí primera y después vamos a por más chocolate para los gofres? —propuso, echándose un poco en el dedo índice para restregárselo en los labios y lamerlo reiteradas veces.
Tras unos segundos admirándola lamerse los labios con tanta sensualidad, dejó ir el aire que tenía retenido.
—Joder... que caliente me has puesto —soltó en un murmullo—, ahora lo haré yo —Repitió la acción de Lisa, pero decorándose su propio cuello—. Vaya, yo no puedo quitármelo, ¿me ayudas? —coqueteó astutamente.
La menor no se resistió demasiado a aquella sonrisita que la tentaba a lamerle el cuello sin timidez alguna. Y de hecho, eso hizo, devorar toda la sensibilidad de la zona que volvió vulnerable a la castaña, quién no paraba de ronronear justo a su oído mientras excitaba sus pechos bajo la camiseta.
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Última Rima
FanfictionTodos son distintos, se comportan diferente, pero tienen algo que los relaciona, une y separa... La música... Personajes sacados del mundo Kpop. Los relatos redactados en esta historia son totalmente ficticios, por lo que no buscan ofender a nadi...