VIEJOS CONOCIDOS

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Dejando su bolsa en el suelo, se sentó al borde de su cama, suspirando profundamente, pensando fugazmente en los pequeños encuentros que había tenido con la castaña e intentando descifrar qué era lo que le había hecho la noche anterior, que se mostraba mosqueada. Aun así, en el bucle de quedarse atrapada en el mismo momento, frenéticos toques a la puerta la sacaron de él.

—¡Lis, Lis! Sé que estás ahí, ¿puedo pasar? —gritó Freya, eufórica.

—Pasa y deja de aporrearme la puerta, anda —La menor entró cerrando la puerta con rapidez, sentándose frente a ella en la cama—. ¿Qué quieres?

—¿Dónde estabas ayer? —preguntó, sin preámbulos.

—E-estaba en casa de Jackson... me cogió un poco tarde y...

—¡Oh, Dios mío, que traviesa es mi hermana! Por fin pasas de ese idiota, dime, ¿con quién dormiste? ¿Fue con la prima de Jisoo?

—¿Se puede saber que tonterías estás diciendo?

—Que no te quedaste en casa de Jackson porque él mismo vino ayer a buscarte... —Lisa empalideció, ya no se acordaba que había quedado con él. Iba a responder cuando la rubia menor ni la dejó—. Ah, ah... y ahora no me digas que te quedaste en casa de Chu, porque Tae me dijo que allí no estabas... Entonces, confiesa chica sospechosa, ¿Dónde te quedaste a dormir, eh?

—Bueno, vale, sí me quedé a dormir en casa de Jennie, pero...

—¡Ajá! ¿Así que Jennie se llama mi futura cuñada, eh? me lo apuntaré —Omitió la mirada que le lanzó la mayor.

—¿Puedes hacer el favor de bajar la maldita voz? Mamá está abajo... —Freya asintió—. A ver, no es lo que seguro estás pensando, lo que ocurre es que se dejó un objeto en la preparatoria y fui a devolvérselo... ¿puedes dejar de mirarme así? Te estoy diciendo la verdad.

—Ya... ¿y para qué fuiste a devolvérselo a su casa pudiendo dejarlo en objetos perdidos, o esperarte a dárselo el lunes? —Lisa se quedó sin saber que responder.

—B-bueno, era un objeto muy importante y no se podía quedar en objetos perdidos. El caso es que cuando me iba a marchar empezó a caer una lluvia torrencial y encima no tenía batería en el móvil. Ya está, eso es todo...

—Vaya... pero hay algo que no entiendo. Mamá llamó a Jisoo y ella le dijo que tú estabas ahí. ¿Segura que no fuiste a su casa ponerle los cuernos al tonto de mi cuñado y Jisoo te estaba encubriendo? —Preguntó, encerrando los ojos.

—¡No! Yo a Jackson nunca lo he engañado, menos con... —dejó de hablar, debatiendo mentalmente si contaba o no el encuentro con la castaña en el vestuario. Sin darle chance a continuar su hermana se levantó de la cama con una sonrisa llena de picardía.

—¡No me lo puedo creer! ¿Te liaste con ella... otra vez?

—No... no... —La ceja arqueada y los brazos cruzados acusatorios de la que estaba de pie la dejó expuesta—. Bueno, sí... sí —se agarró la sien.

—¡Dime, dime! ¿Cuándo, dónde y cómo? —Se sentó ansiosa en la cama, inclinada hacia la mayor con interés.

—Aish... no puedo contigo, de verdad. A ver... —bajó la voz—. Fue ayer, en la ducha de los vestuarios... y no hicimos lo que estás pensando ahora mismo, sólo...

—¿Sólo se la tocaste?

—¿Tocarle el qué? —Frunció el ceño. Su hermana le susurró algo al oído, sonrojándola—. ¡¿Qué?! ¡No! ¿Y-y se puede saber cómo sabes que tiene...?

—Por favor... recuerda que la secundaria queda casi pegada a la preparatoria y todos los rumores me acaban llegando de alguna manera u otra, hermanita —Lisa alucinó pero admitía que su hermana tenía razón, pues cuando ella iba a esa misma secundaria, pasaba lo mismo con los rumores de la preparatoria.

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora