BAILEMOS

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—Bien, chicos, hoy nos visita un monitor de defensa personal —saludó Hyuna, presentando al señor que había a su lado. Él comenzó a explicar lo que iban a hacer durante la sesión de gimnasia aquel viernes, pidiendo al final que se formaran parejas y usaran una colchoneta.

Jackson se dirigió a donde estaba Lisa, intentando llamar la atención de esta.

—O-oye, pequeña, ¿podemos ir juntos? —preguntó, esperanzado. En cuanto la rubia se giró, este, supo que la respuesta iba a ser negativa por la mueca de mosqueo que puso—. Está bien, pero hablemos en otro momento, por favor.

—No tenemos nada de qué hablar, con lo de ayer me fue más que suficiente —Con los ojos lacrimosos, se fue de su lado, buscando a su amiga, que, para su desdicha ya estaba emparejada con Rosé, ambas buscando juntas su colchoneta. Sintiendo una familiar y magnética mirada felina sobre ella, sus ojos fueron invadidos por esa sonrisa coqueta que le decía que se acercara. Con el mismo mal sentimiento en un rinconcito de su pecho que cargaba desde el día anterior por la misma castaña que desencadenó toda esa situación, intentó evitarla lo máximo posible. Al quedar desemparejada, fue a sentarse en uno de los banquillos, viendo como el resto comenzaban a practicar las técnicas que iba explicando el monitor cuando aquella presencia que quería evadir se sentó descaradamente a su lado.

—Lisa, mi clase también es impar... nada más quedamos tú y yo, tenemos que ir juntas... oye, ¿por qué me miras así? No entiendo porque de repente estás enfadada conmigo. ¿Qué te pasa?

—Nada, déjame tranquila, Jennie, enserio ahora mismo no estoy de humor para tus estupideces —Se apartó en cuanto la castaña se le acercó un poco, con intenciones de posarle la mano en el muslo. Esa respuesta le sentó a la mayor peor que una patada en el trasero, frunciendo el ceño de igual modo.

—Oye, te relajas. No sé qué te ha picado, si no quieres ir conmigo está bien, pero tampoco es necesario que me hables así —En cuanto Jennie mostró un poco de su carácter, Lisa recapacitó, acordándose que en teoría no debería sentirse molesta por la pasada acción de la castaña. Sin embargo, en aquel instante se sintió un como un juguete usado por esos dos que estaban desgastando su ser con su intensa rivalidad, idea que no le estaba gustando nada.

Lisa iba a responderle cuando Hyuna se aproximó a ellas dos.

—¿Qué hacéis ahí paradas? Buscad una colchoneta y comenzad ya, vamos —Inmediatamente, ambas asintieron, levantándose.

Posicionándose algo alejadas de sus compañeros, empezaron a seguir las demostraciones que hacía el señor, ahora en el suelo, enseñando cómo salir de una estrangulación.

Jennie ni preguntó para ser la que se posicionara en el suelo, Lisa sentándose a horcajadas sobre su bajo vientre y simulando estrangularla con las dos manos en su cuello.

—Oye, ahora mismo la mueca de maldad que tienes mientras me aprietas cada vez más fuerte me está comenzando a asustar... ¿me puedes contar qué te ocurre antes de asfixiarme? —habló Jennie en un intento por relajar aquella tensión, pues el señor todavía no había comenzado a explicar el siguiente paso.

—Ayer... ¿tú sabes lo que hiciste?

—Por supuesto que lo sé, ayer por fin me liberé de la mala fama que tenía, ¿está mal eso?

—No, pero fuiste muy egoísta. Jennie, por tu culpa soy el hazme reír de este lugar, por tu culpa ayer tuve una fuerte y desagradable discusión con Jack y por tu culpa... rompí con él —La mayor copió el movimiento de caderas hacia arriba del señor, desequilibrando a la rubia, que se vio obligada a romper su agarre para no caer de cara al suelo, su pecho quedando cerca de los ojos ensanchados de Jennie por la noticia.

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora