MIS QUERIDOS AMIGOS

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Sábado en la tarde, después de escuchar el timbre de su casa, la castaña dejó el bolígrafo y la libreta y salió de su pequeño trance de versos y rimas, levantándose del sillón para abrir la puerta. Sonrió gentilmente al ver a la pelirosa, dejándola entrar después de darle un fuerte abrazo.

—Hola, Jen... ¿de qué querías hablar? —preguntó la pelirosa, sentándose en el sofá.

—Rosie... sabes perfectamente de qué quiero hablar.

—Ya... respecto a eso... no me he encontrado muy bien estos días y por eso he faltado.

—Oye, ya lo sé todo, y te digo que puedes estar tranquila y volver a partir de este lunes. Te aseguro que nadie te volverá a molestar.

Rosé suspiró, asintiendo a la vez que se escuchó un pequeño y agudo ladrido, apareciendo un perrito blanco como el algodón, este, provocándole un gesto de ternura.

—¿De dónde ha salido esta preciosura? ¿Desde cuándo lo tienes, Jen? ¿Cómo se llama? ¿Lo puedo coger? —comenzó a arrojar preguntas, emocionada.

—Oye, oye, antes de nada relájate. A ver, no me acuerdo cómo se llama, lo tengo desde hace dos días porque una amistad me pidió que se lo cuidara y sí, lo puedes coger en brazos... como si fuera un bebé... bastante peludo a decir verdad. ¿Contenta? —esta asintió, agarrándolo con delicadeza.

—Qué pena, ¿entonces hasta cuando tendrás aquí a Nube?

—¿A quién?

—A Nube, así le llamaremos —dijo, alzando mínimamente al pequeño animal, que parecía de lo más cómodo y relajado ante los cuidados de la pelirosa.

—Vaya, que original, pero no te encariñes con él porque no estará aquí durante mucho tiempo, de hecho, lo más probable es que a mediados de esta semana ya se lo tenga que devolver a su dueña... —aclaró, arrebatándoselo de las manos para recostarlo en su regazo, acariciándolo tiernamente.

—Pues parece que tú ya le has cogido bastante cariño —la castaña la miró durante un instante, algo alarmada.

—¡¿Qué?! No, deja de decir gilipolleces, yo... solamente lo estoy cuidando, nada más... —Lo cargó en el aire, posicionándolo frente a su sonrisita—. ¿A qué sí, Nube? Dime, ¿qué cosita chiquitita se va ahora de paseo, eh? —La ceja acusatoria de su amiga la puso a carraspear, dejando a Nube en el suelo—. Digo, vamos chucho, toca paseo... y tú no me mires así... —bufó, levantándose en busca de sus pertenencias y las del cachorro, saliendo junto a Rosé. Definitivamente no pensó que cabría la posibilidad de llegar a encariñarse tan rápido de la mascota de un ser tan detestable como lo era la dueña.

Tres días antes...

—Eso es todo lo que sé acerca de ella —concluyó Mino. La castaña se quedó un rato pensativa.

—Está bien... ¿me habías dicho que tiene un perro, verdad?

—Sí.

—De acuerdo... hay que secuestrarlo —dijo, con total tranquilidad—. Así sabrá que le pasa si se vuelve a meter con Rosie. Le llamaremos Operación RR, es decir, Operación Recuperando a Rosie —Jimin y Bambam asintieron en acuerdo.

—¿Estás majara, Jen? ¡No pienso hacer eso! —espetó Mino.

—Te recuerdo que me dijiste que contara contigo, ¿te vas a rajar ahora? —se cruzó de brazos, arqueando la ceja acusatoriamente.

—Y puedes contar conmigo, pero no para ir secuestrando mascotas, eso es putamente loco.

—No, no por mi hermana... —soltó Jimin con firmeza.

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora