CONSECUENCIAS (5/5)

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Maldita sea, ¿por qué se le pegan tanto? ¿Por qué no deja de reír? ¿Qué le hace tanta gracia? ¡Dejen de toquetearla ya!

Lisa no podía dejar de mirar a las chicas que bailaban con la castaña, que aunque no se moviera mucho las otras ya lo hacían a su alrededor, arrimándosele descaradamente desde cualquier dirección, sin parar de coquetearle en el oído a la que no podía dejar de sonreír ladinamente mientras miraba de reojo a la rubia, esforzándose por mantener su sonrisa mientras veía como ese muchacho no dejaba de agarrarle la cintura, loco con la soltura de la menor.

Las miradas llenas de puñales iban y venían, pero aunque Jennie tenía montada su coraza de hierro para resistir, la menor ya estaba empezando a sentirse mal, eran tantas heridas en el pecho que sentía que este iba a estallar, enviándole una última mirada llena de frustración a la mayor, le pidió a Jungkook que se retiraran de vuelta a la mesa. En cuanto Jennie los vio marcharse, gritó victoria, despidiéndose amablemente de las chicas para seguir rápidamente a Lisa, que estaba empezando a perder de vista a Jungkook debido a toda la gente que había allí. Unos brazos volteándola y unos hombros cargarla rápidamente la aturdieron, volvió en sí al ver que estaba dirección a la salida, escuchando como la voz de Jennie le decía a los de seguridad que ella estaba borracha y no podía ni caminar bien, a lo que ellos, las dejaron salir.

—¡Oye! ¡¿Qué demonios estás haciendo?!

—¡Cállate!

—Jennie, ¡bájame ahora mismo! —espetó, comenzando a golpearla, sin embargo la otra no dejaba de caminar apresuradamente hasta su coche.

—Para ya de pegarme, enserio, Lisa, me estás cabreando demasiado...

Llegaron al coche, Jennie metió a la menor en el lado del copiloto, forcejeando con la que no dejaba de revolverse en el asiento, intentando escaparse.

—¡Suéltame de una vez! No me voy a ir contigo.

—No me da le gana, te dije que nos fuéramos por las buenas y preferiste quedarte con el tonto ese que, por cierto, no creas que no vi cómo se restregaba contigo, así que... ya que no quisiste de ese modo, me ha tocado llevarte por las malas... ¡y deja de moverte de una vez!

Lisa vio como la otra se desabrochó la hebilla del cinturón, alarmándose un poco—: ¡espera, espera! ¿Q-qué vas a hacer con eso?

—Mantenerte tranquila un ratito... —Distraída con los rápidos movimientos de sus manos, cuando la rubia se percató, aquel cinturón tenía retenidas ambas manos, inmovilizándola. Tras atarle bien fuerte el cinturón de seguridad, cerró la puerta, corriendo hacia el otro lado para meterse también en coche. Arrancó el motor, saliendo a toda prisa de esas calles.

Se detuvieron en un semáforo, la castaña estaba mirando a la rubia de arriba abajo reiteradas veces, Lisa preguntándose por qué de repente Jennie se veía tan sofocada mientras la miraba, mordisqueándose el labio con malicia. Sus ojos siguieron el mismo recorrido que la mano de la castaña y no pudo evitar sentir un seguido de frenéticas y adictivas punzadas en su intimidad cuando vio como esa mano se desabrochaba diestramente el botón abultado del pantalón, prosiguiendo con la cremallera para dejar un poco menos presionada aquella delantera que empezó a manosear entre sensuales suspiros lanzados al aire.

—Joder... no entiendo por qué me pones tan caliente, Lisa, pero no lo puedo evitar... y encima no ayudas nada si llevas ese vestido tan... corto, y tentador —rio suavemente—. Por cierto, casi se me pasa decirte que te ves preciosa, no sabes cuánto deseo llegar a casa y arrancarte hasta las medias que llevas, bebé...

—¿De qué estás hablando? No voy a ir a tu casa, llévame a la mía Jennie...

—Ni hablar, vamos a ir a mi casa y te voy a enseñar lo que pasa cuando sacas tanto a Jennie Kim de sus casillas... —dijo, en un tono ronco—. Además... tampoco estás en la mejor posición de reclamar nada, vienes conmigo y se acabó...

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora