FALSOS TESTIMONIOS

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Sentado tras la mesa de su escritorio, el doctor responsable de Lisa observaba pensativo el monitor de su ordenador. Horas después de haberle indicado al enfermero de su grupo que enviara el reporte a las autoridades, verificaba que todos los datos estuvieran en su lugar. Miró sus manos temblorosas sobre el móvil, y tras una bocanada de aire, marcó el número que le entregó aquel señor que acompañaba al padre de la paciente Manoban. Un par de pitidos y su voz igual de persuasiva le respondió al otro lado de la línea.

—Ya está hecho.

—Buen trabajo, doctor Il, ha tomado la mejor decisión, se lo aseguro.

—Déjese de tonterías. He cumplido con mi parte, así que, usted me dejará en paz a mí y a mi familia, y me dará la otra parte del dinero, ¿ha quedado claro? De lo contrario, yo arruinaré mi carrera, pero su hijo...

Unas carcajadas lo interrumpieron—: está bien, está bien. Relájate, yo también he cumplido con mi parte, ¿lo ves?

La notificación de su móvil llamó su atención, abriendo los ojos al ver la suma de dinero que entró a su cuenta en cuestión de segundos. Volvió a la llamada.

—Bien. Entonces, la comunicación entre nosotros se acabó. Ni yo lo conozco a usted, ni usted a mí, no me vuelva a buscar más nunca, señor Wang. Adiós —colgó, respirando hondo.

Los toques provenientes de la puerta lo espantaron, su semblante calmándose al conocer la voz del enfermero pidiendo permiso para entrar.

—Adelante, Jung-Hee —contestó aclarándose la garganta para aligerar el nervio.

—Buenos días, Doctor Il. La paciente Manoban acaba de despertar, ya la he chequeado por encima y en general muestra buenas señales de recuperación. ¿Cuándo irá a verla para saber más de su estado?

—Ahora mismo, sin falta —respondió con amabilidad.

—Bien, esto... —Quedó cabizbajo unos segundos, pensando dos veces lo que iba a preguntar—. Querría consultarle algo más. Verá, el resultado de la prueba biológica que le hicimos a la paciente no ha encajado con el documento que me ordenó reportar a la policía. ¿Es que ha habido alguna confusión, doctor?

Al instante, notó un ápice de tensión en el rostro del señor, quien insinuó desinterés.

—No sé a qué te refieres, el documento que te envié fue el único que recibí tras el examen.

—Disculpe, pero no estoy de acuerdo. El documento que me entregó reflejaba el material genético de una persona, pero el que usted recibió en primer lugar no sacaba a uno sino a tres sujetos distintos. No quisiera ser descortés, pero me da la sensación de que, por alguna razón que desconozco usted ha alterado ese documento, doctor Il.

Enfurecido, este se puso de pie, dando un golpe a la mesa.

—¡Cómo te atreves a soltar una calumnia de este calibre, engreído! Tengo más años de profesión que tú de vida como para que me saltes con esto. Te aceptaron en este prestigioso hospital tras tus prácticas porque yo te enseñé mejor que cualquiera y mi influencia te ayudó. Me debes tu plaza aquí porque después de todo tienes una buena reputación gracias a mí, ¡¿y ahora te atreves a decir algo así?! ¡Eres un malagradecido!

—No soy malagradecido sino realista. ¿Sabe? Investigué uno de los nombres relacionados con el documento: Jackson Wang. Es el hijo de una poderosa familia, la familia Wang, ¿tiene eso algo en común con que de pronto su nombre y el del otro chico no aparezcan en ese papel? ¿Su familia se puso en contacto con usted para que lo libre de cualquier sospecha ante las autoridades? No soy quién para juzgar sus acciones, pero... Dígame, ¿ha sido eso doctor?

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