Última Rima

PROMESAS OLVIDADAS

—Jen, no te duermas... ¿te encuentras bien? —dijo Rosé, despertando a la que se pasó las primeras clases cabeceando del sueño.

—Sí, sí, estoy bien, solo que no he dormido casi esta noche porque estuve preparando algo para mis nuevas alumnas —respondió, frotándose los ojos con cansancio.

—¿Tanto te desgasta ayudarlas a estudiar?

—A Jisoo no, le explico lo que necesita saber y ya le vale, pero Lisa... —bufó agotada—. Aun y entendiendo rápido, pregunta demasiado para saber todos los detalles, y eso conlleva a que tenga que pararme en un apartado, que quizá no se merece mucha atención, para debatir con ella y explicarle exactamente lo que quiere... si pasara pocas veces estaría bien, peo es algo constante y no sabes cuánto me desgasta. La mayoría de veces creo que lo hace solo para fastidiarme porque sabe que entro muy fácil en sus jueguecitos... —Giró los ojos.

—Ya... ¿y por qué entras siempre en sus juegos? —preguntó frunciendo el ceño.

—Porque... al final siempre termino sacándola de quicio, y sinceramente, me encanta molestarla porque se pica muy rápido —sonrió—, es como si mi organismo actuara y viviera sólo para eso en cuanto la tengo cerca... bueno, y a ella le entretiene tanto como a mí, si no, no lo haría —rio suavemente, viendo como la otra negaba con la cabeza, sonriente.

—Eres de lo que no hay... al final acabarás cayendo por Lisa —Rosé cortó sus burlas en cuanto la mirada oscura de su amiga la abrió en canal. A Jennie no le hizo falta decirle nada para que se terminara la conversación, volviendo a atender a la profesora de matemáticas, que le llamó la atención a la castaña en cuanto la vio cabecear por enésima vez.

—¡Kim! —Varios compañeros rieron al ver el sobresalto que pegaron ese para de ojos felinos en la silla—. ¿Tú tampoco has dormido bien? Vaya... justo vengo de dar clase en el salón de tu prima y estaba igual que tú. No sabía que entre primas se podía contagiar el insomnio —dijo, riendo—. Y eso por no hablar de su compañera, parecía un zombi. ¿Por qué no vas a mojarte un poco la cara a ver si te activas un poco? Anda, ve... —le habló suavemente a una de sus mejores alumnas con diferencia. Jennie asintió, poniéndose de pie bajo escrutinio del moreno, percatándose de lo mal que la miró con el ceño fruncido.

—Este puto cabrón me estaba mirando mal cuando la profe ha dicho lo de Jisoo y... joder, ¿Lisa no le ha dicho nada? —murmulló en voz baja para sí misma, yendo camino al baño. Se detuvo antes de entrar debido a las voces que escuchó charlar dentro de los baños, más bien decidió no interrumpir y enterarse de qué hablaban las voces femeninas al escuchar el nombre de una de sus alumnas.

—¿Qué ha cambiado por Lisa? —rio arrogantemente—. Mira, para empezar, ese no ha cambiado nada: nunca hemos dejado de vernos en mi casa, lo que pasa es que lo hacemos con menos frecuencia. Ya sabes, sus padres no sé qué tienen con Lisa pero están que no cagan, y por eso mismo ahora queda más con ella, pero... yo estoy segura que ya no siente nada por esa mojigata, de hecho... ayer me dijo que quiere estar conmigo, pero no puede dejarla —explicó Momo.

—¿Por qué no? —Jennie no reconocía del todo su voz, pero juraba que era Tzuyu.

—Por no darle el gusto a la otra estúpida de Kim, que ya me dirás tú para qué cargar con ese traste sólo porque tu rival te la puede quitar... ya le he dicho que se la regale si hace falta, total, Kim no le llega ni a la suela de los zapatos... —ambas rieron—. Pero nada, el tonto está empecinado en no dejarse... ganar. También me contó algo así como que sus padres le dicen constantemente que esté con ella porque es la indicada para él, tonterías del futuro y blah, blah, blah... una mierda, todo.

—Bueno, eso de que Kim no le llega... no sé en el resto, pero en la cama... —enfatizó sus palabras descaradamente—. Doy fe que echar un polvo con ella es mejor que hacerlo con la mayoría de los chicos de aquí.