Última Rima

FIESTA DE PIJAMAS

—De veras, creedme —dijo Nayeon, tomando otro bocado de su almuerzo. Se encontraba junto a Jisoo y Lisa en su sala del club de periodismo, vacío al ser el receso—, tengo un par de fuentes fiables acerca del sábado pasado en The Young que me confirmaron haber visto salir, sola, del baño de los chicos a Momo... lo que no se sabe es con quien entró, pero me llegaron otros rumores que un rato antes, había entrado con... Jack, Lis.

—Ya... te creo, y no me sorprende para nada. Ya sé que están liados —dijo esta con un buen actuado desdén, volviendo a su comida, omitiendo cómo la miraban las dos pelinegras, más que impactadas. Jisoo agarró su móvil, poniendo algo de música. Lisa empezó a sumergirse en sus recuerdos al escuchar aquella letra tan peculiar que gritaba el nombre de la castaña por todos lados.

—Esto... ¿me has escuchado bien? —Lisa asintió—. ¿Y acaso no te importa que tu chico...? —Lisa la interrumpió.

—Nayeon, amiga, te agradezco que me cuentes todas estas cosas, pero no, y-ya no me importa demasiado lo que haga o deje de hacer Jackson.

—Bueno, ¿y entonces por qué sigues con él? Si no te importa... déjalo, ¿no? —preguntó, algo confusa por el repentino comportamiento de la rubia.

—Ahora mismo no quiero hablar de ello, digamos que tengo cosas más importantes en mente de las que... de las que preocuparme... —Su mente dejó de pensar en todo lo que debía preocuparla en aquel instante, para retroceder unas cuantas noches atrás.

(Flashback)

Se sentía extrañamente cómoda en sus brazos, su mente solamente atrapada en la sensación de sus cuerpos encajando deliciosamente bien mientras la mayor la llevaba cargada hasta su cama. Tomó una pequeña bocanada de aire bajo la sonrisita de la que se sentó en el borde de la cama, dejando a propósito a Lisa sentada a horcajadas justo encima de aquel sobresaliente bóxer negro para ver su reacción, disfrutándola.

Dejaron de tocarse por un instante, respirando con pesadez y manteniendo fijas ambas miradas. Hasta Jennie se percató de las intensas palpitaciones del centro de aquella rubia cuando, sin soltar palabra alguna, sus manos iniciaron un suave recorrido desde sus muslos, pasando por su vientre y erizados pechos, alcanzando sus mejillas entre ambas manos.

—Oye... —Bajó la mirada a sus labios demandantes, tratándolos con el pulgar delicadamente—. De verdad, aunque lo pienso y lo repienso, no acabo de saber exactamente qué es lo que posees, pero... no te haces una idea de cuánto me pones... señorita presidenta.

Se besaron a un ritmo lento, Jennie separándose repentinamente—: Lisa, ¿me dejas follarte muy duro... por favor?

Después de un par de segundos de sorpresa por la pregunta tan indirecta, la mencionada negó reiteradas veces con la cabeza. Jennie apoyó la suya entre el pecho de la rubia, suspirando pesadamente.

Joder, qué bajo he caído... ¿desde cuándo me ha hecho falta pedir algo así? Esto es ridículo. Aish... maldita sea, ya no sé qué más hacer con esta chica. Si hasta le he confesado me gusta y aun así, sigue sin ceder. Está bien, paciencia... recuerda que eres Jennie Kim, siempre consigues todo lo que te propones, nadie se ha podido escapar de tus encantos y Lalisa Manoban no será la excepción.

—Eres mala... y muy afortunada, enserio, eres la primera persona que me rechaza tantas veces de manera tan fría, cruel y encima me tiene rogándole por un poco de sexo... así que eso debería hacerte sentir mejor que antes, y muy especial —Levantó finalmente la cabeza, volviendo a dirigirse a sus ojos—. Pero no pasa nada, me gustan los retos. Eso sí, no pienses que no me voy a cobrar cada uno de tus rechazos.

—No soy mala, de hecho, admito que me lo haces pasar bien... e-en varios aspectos. Pero, fíjate, me tienes desnuda encima de ti, nos hemos besado, hemos hecho cosas más íntimas y, mientras que para mí ya es suficiente así, tú estás obsesionada en querer cruzar aún más la línea acostándote conmigo y sinceramente... no quiero ser uno de los tantos trofeos que debes tener ya acumulados. Además, tengo... un poco de temor.