LAS TOMAN

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Tras la ceremonia de graduación que otorgó esos títulos certificados a los estudiantes de último curso de preparatoria, el pequeño grupo de amigos se reunió en el local del viejo Park.

—Estoy muy orgulloso de todos vosotros —habló el viejo Park, siendo el centro de atención de todos esos ojos juveniles que lo escuchaban con admiración mientras abría la botella de champagne que tenía entre manos—. Brindemos por vosotros, que habéis tenido que darle la mano al atontado del director Wang, más después del rollazo de charla que nos hemos tragado por su culpa —Todos rieron tras el comentario del señor que ya había llenado todas las copas, entregándolas a los jóvenes que las tenían alzadas al aire, esperando unos segundos antes de brindar.

—Es verdad, yo creo que me quedé dormido unas cuatro o cinco veces —añadió Jimin.

—Bueno, bueno, aligeremos esto de una vez que se me está cansando el brazo —El señor iba a continuar hablando, pero la castaña interrumpió.

—Normal, con lo viejo que estás... Mira cómo te tiembla la mano, anciano. Ese brazo ya no te sirve ni para masturbarte, admítelo de una vez —se burló esta, iniciando otra de las batallas de insultos que sus amigos disfrutaban escuchar entre estos dos.

El mayor soltó una falsa carcajada llena de sarcasmo, respondiendo al comentario—: que graciosa te veo ahora, pero antes a ti si te temblaban las manos cuando la presidenta del consejo estudiantil te entregó el título a la estudiante con mejores calificaciones de la promoción.

Todos hicieron una mueca de impacto ante ese golpe bajo que conmocionó incluso a la castaña.

—Yo no estaba nerviosa —Se llevó una mueca prejuiciosa del resto—. Venga gente, lo digo en serio. Lisa... Es decir, la presidenta del consejo se dedica a representar a los alumnos, ella simplemente se puso a dar un pequeño discurso como le indicó el director, y terminó por dar distintos títulos honoríficos a varios alumnos, afortunadamente, yo recibí el de la media más alta y tuve que levantarme hasta donde estaba ella, ahí, de pie... Tan hermosa... Con esa espléndida sonrisa que... —suspiró—. ¿Todos escuchasteis cuando me felicitó mientras seguía sujetando el diploma conmigo? —preguntó, entusiasmada.

—Claro, hizo contigo lo mismo que con el resto, pero, creo que hablo en nombre de todos cuando digo que se notó a leguas la tensión entre ustedes dos. Parecías tan nerviosa que después de que ella te diera sus felicitaciones, te quedaste mirándola con esa sonrisita tuya de traviesa unos segundos hasta que ella misma tuvo que soltar aquel comentario chistoso para que volvieras a tu asiento —soltó Rosé y todos asintieron en acuerdo.

—No es verdad, no actuó igual conmigo que con el resto de los que subieron: con los demás actuaba normal, pero, os juro que cuando fui yo misma quien la tuvo en frente, ella no podía dejar de mirarme con un tono diferente en sus ojos, y sostuvo el diploma unos instantes más con tal de que me quedara más tiempo frente a ella.

Se formó un ligero silencio, en el que sus amistades no pudieron evitar soltar un par de carcajadas.

—Muy bien, vosotros reíros, pero... Justo después de que me felicitara, cuando nuestras miradas se quedaron fijas, me di cuenta de que ella también estaba nerviosa: su labio inferior temblaba, no dejaba de tragar en seco y su pecho se movía con más rapidez. La cosa es que, por un momento me hizo olvidarme de lo sucedido entre ella y yo. Eso... Me ha dado esperanza, así que, he decidido que voy a recuperar lo mío con Lisa.

—Yo pienso que eso está genial, Jen, y, no sé qué es lo que ha levantado nuevamente tu mentalidad después de todo, pero, me alegra mucho. Creo que ya vuelves a ser la Jennie que conocemos y eso me gusta. Gente, ¿qué tal si brindamos por eso también? —propuso Mino alzando nuevamente su copa, al igual que el resto.

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora