TINTAS

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La noche comenzaba a asomar tras el rosa violáceo del atardecer. Echando un vistazo tras las cortinas laterales, Jimin sufría el nerviosismo de toda la gente que esperaba con ansias a que la noche terminara de hacerse más notoria para romper con la intensa luz de todos aquellos focos.

—Mentiría si dijera que ahí cabe alguien más, está abarrotado, Jen —decía este, sentándose nuevamente a su lado. La castaña tenía los ojos cerrados, meditando para no dejarse abrumar por el gentío, se visualizaba cantando una y otra vez sus canciones—. ¿No estás nerviosa?

—Mucho, pero no quiero pensar en eso porque lo haremos genial.

—¿Cuándo empezaremos? —cuestionó intranquilo.

Jennie se enderezó en la silla, abrió los ojos para ver al que caminaba de lado a lado—: Jim, relájate, por favor. Ya es la tercera vez que te lo digo, somos los teloneros, y ya nos dijeron que saldríamos después del video de introducción que saldría en las pantallas —Le sujetó ambos hombros—. Oye, lo haremos bien, ¿vale? No te intimides por la gente, sólo vienen a disfrutar de lo que mejor se nos da hacer: música.

Como un interruptor, este asintió entrando en razón. Se calmó de sopetón, sentándose al lado de ella, visualizándose a sí mismo apoderarse de la mesa de mezclas para proveer a Jennie con sus propias creaciones melódicas.

—Mis padres están allí fuera, han venido a verme y Rosie me lo acaba de decir hace un par de horas... No quiero decepcionarlos.

—Tranquilo, no lo harás porque eres el mejor. Además, no estarás todo el rato tú solo, cuando entre JP estarás acompañado por su dj, seguro que te divertirás mucho aprendiendo a su lado.

—Gracias, Jen —terminó de decir este, abrazándola.

Namjoon caminó hacia ellos, en una mano llevaba un vaso grande de refresco y en la otra un par de aperitivos.

—Vaya, ¿lo de no mostrar nervios antes de eventos de este calibre viene de familia? —Rio Jimin viendo como el hermano mayor de Jennie se sentaba junto a ellos luciéndose totalmente tranquilo—. A veces llego a pensar que no sois humanos normales y corrientes.

—Relájate hombre, claro que estoy nervioso; haré mi regreso en un concierto de alto nivel y reventado en gente para cantar mis canciones que se hicieron más populares durante mi época de oro. ¿Cómo no voy a estar nervioso? —Le pegó un mordisco a su perrito caliente—, lo que pasa simplemente es que estoy seguro de que lo voy a bordar porque he nacido para esto, igual que todos los que estamos participando en esto, desde JP hasta el último bailarín. Luego he visto comida en el camerino y lucía muy bien, así que, estoy comiendo algo para mantener la mente despejada y el estómago lleno —explicó con una cara contagiosa en alegría a cada bocado que daba—. ¿Cómo vais vosotros de nervios?

—Me tiemblan hasta las piernas —confesó Jimin.

—Bien —afirmó Jennie con la voz apaciguada.

Las luces del escenario se apagaron, encendiendo las pantallas que pusieron a los fanáticos a chillar de emoción por saber que eso ya indicaba el inicio del concierto.

Ensordecida por los retumbantes altavoces por los que sonaba música épica, Jennie miraba a todos lados, esperando ver a su pareja.

—Nam, ¿has visto a Lisa, por casualidad?

—Sí, me dijo que iba a terminar de arreglarse el primer conjunto de ropa y que se acercaría para verte. ¿Qué ocurre?

Una chica con un guion en la mano se acercó a ellos—: os estaba buscando, ¿ya os han instalado el equipo? —Ambos asintieron—. Perfecto, en cuanto termine el video salís a escena. Dos minutos, ¿de acuerdo? —Jimin y Jennie asintieron.

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora