—¡No dejaré que mi hija salga con una delincuente y una criminal como tú! Deberías estar entre rejas... —espetó, acercándose, enfurecido, a la castaña—. Ojalá su rostro te impida dormir y te persiga a donde sea que vayas, ¡asesina! —Ninguna de las otras tres entendía nada, pero sí sabían que aquella persona no podía ser la figura paterna que conocían. Jamás lo habían visto así de borracho, mucho menos perdiendo los papeles de ese modo con nadie.
Al verlo venir abalanzándose bruscamente, el cuerpo de Jennie se movió casi por instinto, rezando que aquel simple movimiento saliera lo suficientemente bien como para zanjar la repentina situación. Esquivó su intento de agarre, haciéndole una zancadilla que lo desequilibró totalmente e hizo que aterrizara con fuerza contra la pared, viéndolo caer inconsciente al suelo como si de una dosis de anestesia se tratara. Miró tensamente a Lisa, calmando su respiración finalmente.
Titubeantes, las demás se acercaron, sus rostros desencajados tras ver toda esa escenita. Por más que Lisa le hablaba a Jennie, esta seguía mirándolo azorada, procesando aun sus últimas palabras. Un huracán revolvió unos cuantos recuerdos, dejándola ida y con un par de lágrimas desbordándose sigilosamente. Sin escuchar apenas las explicaciones de Alice a la ambulancia que estaba llamando, ni las preocupadas preguntas de las dos hermanas, miró un instante a Lisa y luego agachó la vista antes de caminar hacia la puerta.
—¡Jen! ¿A dónde vas? ¿Qué te ocurre? —chillaba Lisa, indecisa en si marcharse tras ella o quedarse. Miró a su madre, esta, asintiendo nerviosamente en respuesta, la cual, captó como un permiso concedido para que se fuera detrás de la castaña. Se abrigó antes de coger las pertenencias de ambas y salir tras ella a la calle.
Caminaba rápidamente la calle que le faltaba para llegar a su coche, y desde la lejanía, empezó a escuchar la voz de la rubia pidiendo que parara, a lo que, no hizo caso, suspirando frustradamente al no poder abrir la puerta de su coche, pues ni siquiera tenía las llaves encima. Cabizbaja, notó los pasos y la voz cansada, más cercanos.
—Llevo corriendo detrás de ti hace calle y media, chillándote como una loca y me has ignorado completamente —soltó, alzando la voz.
Al ver que la mayor no se decidía por hablar, Lisa acabó perdiendo también los estribos, cansada de ese repentino comportamiento.
—¡¿Puedes decirme que demonios te pasa?! ¡Dime algo, por favor!
—¡Nada! ¡No me pasa nada, joder, cállate de una puta vez! —gritó. Su mecha se apagó al instante tras ver el temor en los ojos de la otra, en silencio—. Perdón, no quería...
—Toma, te dejabas esto... —con la voz hecha un nudo, dejó caer sus pertenencias al suelo, dándole la espalda para marcharse raudamente.
—¡Bebé, espera! —chilló repetidas veces, dejando las cosas en el suelo para perseguirla.
Supo lo que era sentirse ignorada y peor se sintió por la rubia que pasó por aquello recientemente. Corriendo, logró alcanzarla, dándole la vuelta para rompérsele el corazón viendo las lágrimas silenciosas de la menor.
—Vete a la mierda, Jennie.
—Lisa, por favor, discúlpame —Tragó en seco—. No quería decirte eso, menos en esas formas...
—Sí, sí querías, lo he visto en tus ojos... —habló como pudo, apartando la mirada.
—Estaba alterada, nada más. Entiende que no me iba a quedar tan normal después de que tu padre...
—Sí, pero papá es papá, y yo soy yo... no tenías que tratarme así cuando solamente me estaba preocupando por ti —espetó, enjugándose las lágrimas torpemente.
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Última Rima
FanfictionTodos son distintos, se comportan diferente, pero tienen algo que los relaciona, une y separa... La música... Personajes sacados del mundo Kpop. Los relatos redactados en esta historia son totalmente ficticios, por lo que no buscan ofender a nadi...