PLANES (2/2)

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Segunda vez llamando al timbre de esa casa, segunda vez esperando los tortuosos segundos a que abrieran la puerta, las manos de la castaña no dejaban de sudar y una vez más, el estómago se le desplomó entre nerviosos hormigueos.

—Hola, Jennie —saludó, Jaehyun amablemente—. Vamos, pasa, no te quedes ahí fuera.

Acató, tímidamente, siguiéndolo. Una vez en el salón, vio salir a Somi y a Ella.

—¡Mami! —dijo, la pequeña, caminando apresuradamente para abrazar a la que se agachó a recibirla con la misma sonrisa.

—Buenas tardes, mi princesita —saludó de vuelta, su voz, más que entusiasmada—. ¿Cómo te ha ido la semana?

—Los días se me han pasado súper, súper lentos. Tenía muchas ganas de que llegara ya, hoy, viernes, porque mamá me dijo que me quedaría contigo todo el fin de semana —habló con torpeza, la ilusión en sus palabras enterneciendo a la mayor.

—¿De verdad tienes muchas ganas de quedarte conmigo?

—¡Sí! —respondió, entusiasmada.

—Desde que se lo dije, no ha parado de repetirlo todos los días, incluso ha terminado todos los deberes para poder disfrutar al máximo —explicó, Somi, riendo suavemente.

—¿A que no sabes quién tiene muchas ganas de verte, también?

—¿Liz?

—¿¡Cómo lo has sabido!?

—No lo sé, quizá sea porque yo también quiero verla. Tu novia es muy divertida, mami, Liz me cae muy bien.

A la mencionada no se le pasó por alto la mueca que puso la de cabellos negros cuando Ella hizo ese comentario.

—No recuerdo haberte dicho que es mi novia, ¿cómo...?

—No soy tonta, mami. La semana pasada, vi que la mirabas igual que papá cuando mira a mamá, embobado —habló, obviando su respuesta con una sonrisa llena de astucia.

—Bueno —interrumpió, Somi—. Ya va siendo hora de que os vayáis, si no, se hará de noche y no os dejaré marchar —bromeó, intentando sonar algo menos tensa.

Se montaron en el coche, Jennie, sorprendida de que la más pequeña supiera la mayoría de canciones que cantaban, en sintonía.

—¿A dónde vamos, mami?

—Vamos a buscar a Lisa, a su casa.

—¿Y qué haremos estos días? —preguntó, inquieta en el asiento de atrás, desde donde Jennie veía su amplia sonrisa, expectante.

—Verás: ahora, buscaremos a Liz e iremos a cenar al lugar favorito de tu mami, el local del viejo Park, que aunque está mayor y a veces se hace caca encima, cocina de maravilla.

—Pobrecito.

—Sí... Es una lástima que huela mal porque tampoco se baña; además, es un viejo cascarrabias que se pelea con todo el mundo, pero tú le caerás bien, tranquila —Rieron—. También vendrán mis amigos, están ansiosos por conocerte, y yo estoy segura de que te agradarán mucho, son muy buenos como tú. Hoy nos quedaremos a dormir en mi casa. Mañana, iremos a un lugar muy divertido y después nos quedaremos a en casa de Liz.

—¿Y veremos alguna película?

—Claro, mi princesita, las que tú quieras ver.

—Quiero ver Coco, para comenzar.

—No, esa no.

—Me dijiste que podíamos ver la que quisiera.

—Ya, pero es que tu mami siempre llora con esa película, y no quiero que me veas... —La menor estalló a carcajadas—. ¿Te estás burlando de mí, acaso, pequeña canalla? —No pudo evitar contagiarse.

Última RimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora