Libertad sin paz (Sacrificios 04)

Mis respuestas tienen garras

Capítulo 14: Mis respuestas tienen garras

Harry consideró, más tarde, que no había tenido ninguna responsabilidad por el mundo enloqueciendo esa mañana en particular, a pesar de que se produjo como consecuencia de sus acciones. Para empezar, no era él quien había elegido enloquecer en el desayuno.

Acababa de preguntarle a Draco si este proyecto secreto en el que estaba involucrado era como el proyecto del año pasado, cuando Draco había estado estudiando compulsión para comprender cómo la magia de Harry lo afectaba. Draco simplemente le había mirado con dureza, y dijo: "Por extraño que parezca, Harry, no todos los pensamientos que pienso vuelven a ti".

Harry hizo una mueca y se sentó en el banco. Pensó en discutir, en protestar, pero lo mismo que lo había mantenido en silencio durante la última semana y media lo ahogaba ahora. Confiaba en Draco, confiaba en él para ser honesto sobre lo que sea que lo estaba molestando. El hecho de que él guardara silencio ahora significa que no quería hablar de eso. Y Harry sólo lo enojaría más presionando.

Se obligó a apartar la vista de Draco, y entonces vio la lechuza blanca entrar al Gran Comedor. Fue sorprendente, porque Hedwig era la única lechuza blanca en la escuela. Harry miró fijamente, y luego se dio cuenta de que este magnífico pájaro pálido no era una lechuza después de todo, sino un gerifalte.

Voló en círculos sobre la mesa de Slytherin y luego se dejó caer sobre la madera que tenía delante, con todas las plumas del vientre y el pecho alborotadas. Levantó una pierna, moviendo su cabeza para mirar a Vince, quien había comenzado a tocar su cola. Vince se reclinó apresuradamente y levantó las manos en defensa.

Harry negó con la cabeza y sacó la carta de la pierna del gerifalte. Era un rojo brillante, y no se sorprendió cuando el Vociferador explotó frente a él. Él estaba sorprendido de no reconocer la voz gritándole.

—¡PENSAMOS QUE EL MINISTERIO TENÍA MEJOR CONTROL DE LOS NIÑOS ESTOS DÍAS! ¡PENSAMOS QUE UN MAGO PODEROSO COMO USTED MISMO, HARRY POTTER, SABRÍA MEJOR QUE DESTRUIR UN TESORO TAN VIEJO Y SAGRADO!

Harry parpadeó. No solo no reconoció la voz, no tenía idea de qué diablos estaba gritando. Eso era inusual.

—¡ESTAMOS SIRVIENDO A LA CAUSA DE LA LUZ AL PRESTAR NUESTROS ARTEFACTOS AL MINISTRO FUDGE! ¡NO TENÍA DERECHO A DESTRUIR NUESTRA ESFERA SIMPLEMENTE PORQUE CREYÓ QUE EL MINISTRO ESTABA A PUNTO DE DRENAR SU MAGIA! ¡DRENAR LA MAGIA ES PARA LO QUE FUE CREADO ESTE ARTEFACTO! ¿NO TIENE GUSTO? ¿NO PUEDE DISCERNIRLO?

Harry sonrió. Ahora sabía de quién era el Vociferador: los Starrise, la familia mágica de la Luz que había prestado la esfera de plata que casi había drenado su magia a Fudge. Mantuvo la mirada fija en el Vociferador, y vislumbró el sello cuando el sobre se agitó y saltó en agitación. Efectivamente, llevaba un dispositivo que no le era familiar, pero parecía que podría ser el sello de una familia de Luz llamada Starrise: un semicírculo grueso con un sol naciente en el fondo, sus rayos extendidos para tocar la barra superior del círculo, y cinco estrellas dispersas entre los rayos.

El Vociferador terminó y se hizo añicos. Harry negó con la cabeza, divertido. El gerifalte estaba sentado donde estaba, mirándolo. Harry levantó una ceja. Eso era una sorpresa. La mayoría de las lechuzas que entregaban Vociferadores simplemente volaban de nuevo, con la impresión de que su destinatario no quería responder.

—Sin respuesta —le dijo al gerifalte.

El gran pájaro siseó, y movió una garra como si lo golpeara. Harry fríamente apartó su mano del camino y pensó, Ventus.

Una ráfaga de viento atrapó al gerifalte y lo derribó de la mesa. Logró enderezarse en unos pocos latidos, luego atrapó el viento y lo utilizó para su beneficio, chillando de indignación mientras se elevaba al nivel de las ventanas.