Yule Oscuro

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Capítulo 39: Yule Oscuro

Harry sabía que podría colapsar si se lo permitía. Había demasiados pensamientos en su cabeza. Nadaban a la deriva en círculos afilados que se abrirían en espadas en unos momentos, y lo perforarían.

Si él los dejaba. Si se concentraba en lo que le había dicho su madre, en las cosas que le acababan de pasar.

Pero él no quería. Incluso cuando levantó la cabeza del hombro de Draco, sólo miró hacia adelante, y no hacia atrás, y dejó que Snape los guiara por el sendero del Bosque Prohibido a la luz de su varita. De vez en cuando, Snape se extendía para tocar su hombro, y Harry se forzó a apreciar el toque sin pensar en por qué Snape sentía que era necesario dárselo.

El brazo de Draco alrededor de su hombro, y el hombro presionado contra su costado, como si Draco quisiera que se fundieran en un ser, eran aún más reconfortantes. Harry los usó para saltar de un momento a otro, para persuadir e impulsar sus pensamientos a lo largo del momento de mayor peligro, hasta que estuvo seguro de que podría haber caminado solo. Aun así, no dejó ir a Draco ni se liberó. Esta vez, fue porque no quería, en lugar de porque necesitara el apoyo.

Sabía lo que tendría que hacer cuando terminara la reunión con Lucius. Se preguntó si debería estar solo, pero luego descartó eso. No, él querría tener a Snape y Draco con él para eso. Además, si los dejaba solos esta noche, pensaba que había muchas posibilidades de que fueran a la enfermería tras Lily.

Harry no quería que la lastimaran más de lo que ya estaba. Era el final. Debería haber sido el final hace un año, cuando él tomó su magia. Había sido un tonto al aceptar contestar la carta en primer lugar.

No sabías quién era en ese entonces.

Pero podría haber sospechado, y evitar esto, si hubiera sido un poco más inteligente.

Bueno, ahora lo era. Iba a cerrar esa parte de su vida. Eso significaba que no lastimaría más a su madre, y tampoco dejaría que nadie más la lastimara. Dejar que ella dejara de existir para él, tanto como si hubiera muerto cuando él nació. Ya no necesitaba recordar lo que le había dicho.

Los árboles corrieron por delante de ellos, y luego se detuvieron en un amplio claro que Harry suponía debía ser el lugar. Snape se detuvo, al menos, y miró a Draco, quien asintió.

Harry miró alrededor inquisitivamente. El lugar parecía familiar, aunque no pudo distinguir la similitud hasta que se dio la vuelta y vio un arco de ramas contra la luna. Él recordaba esas ramas.

Este es el claro donde Connor y yo luchamos contra el Señor Oscuro en el primer año.

Harry dio un fuerte escalofrío, y Draco le lanzó un hechizo de calentamiento sin que se lo pidiera, alejándose un poco para hacerlo. Harry le dio una leve sonrisa. —Gracias —dijo, y la mirada de Draco se agudizó cuando su voz claudicó y ronroneó.

—Harry.

—Ah, Potter —dijo la voz de Lucius—. Y Draco. Y Severus. No esperaba que te unieras a nosotros, Severus.

—Lucius —Harry se dio vuelta a tiempo para ver a Snape inclinar su cabeza. La expresión de su rostro no era del todo visible, pero su voz estaba cargada de ironía—. ¿Qué puedo decir? Las circunstancias cambian.

—Ciertamente lo hacen —dijo Lucius. Harry se dio cuenta de que debía haber estado al otro lado del claro, debajo de los árboles allí. Su túnica estaba cubierta de nieve, al igual que su cabello, que había dejado libre de su capa. Volteó su cabeza, y sus ojos brillaron a la luz de la varita cuando se fijaron en Harry. Él casi creyó ver un leve frunce alrededor de sus esquinas, pero desapareció de inmediato, y cualquier cosa podría haberlo causado—. Señor Potter. Traje a otras personas conmigo. Pensé que querrían presenciar el final de nuestra danza-tregua, y desean darte regalos.

Libertad sin paz (Sacrificios 04)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora