Tus personajes y tus sueños se hacen realidad

Hugh Jackman

Lágrimas era lo que corrían por las mejillas de la chica frente a la ventana de aquella solitaria casa, ella abrazaba sus piernas a su pecho y escondía su rostro en estas con la esperanza de ocultar sus lágrimas pero era muy notorios sus sollozos, ¿Porque lloraba?, Ese era un asunto muy difícil de explicar, pero muy doloroso para ella, ¿Porque?, Porque en una frase corta, su novio se había ido y no le había dicho nada, la había abandonado en su propia casa, ¿Adonde había ido?, ¿Porque se fue?, Acaso, ¿Ella no era lo suficiente para él?, Miles de preguntas y dudas llenaban su cabeza en ese instante pero ninguna era buena, ella solo quería llorar y llorar hasta que ya no haya lágrimas que derramar. Era un echo, Hugh Jackman la había abandonado y no daba señales de regresar pronto.

Ocultando su tristeza entre sus piernas solo tenía sus ojos cerrados esperando a que el final llegará de una vez, ¿Tal vez había sido su culpa?, Tal vez si, tal vez no, era una duda que no podría recibir sin él, pero, él ya no estaba. De nuevo, Hugh Jackman la abandonó, su novio ya no la amaba, ¿Que más podía esperar?.

- ¡Llegue amore mio! - Su voz apareció en la estancia pero probablemente era solo una fantasía.

Siguió oculta en su habitación sollozando, escuchó pisadas acercándose a ella, no quería verlo tal vez él había olvidado algo y por eso regreso, ya no quería sentir ni ver nada, solo quería desaparecer, escuchó la puerta de su habitación abrirse, alzó su mira y ahí estaba él, sonriente y resplandeciente, ¿Como podía estar tan feliz com ella muriéndose ahí mismo?.

Cuando Hugh vio el estado de su mujer se acercó con velocidad a ella para abrazarla y llenar de besos su rostro, no sabía que había pasado pero sabía que era grave, con delicadeza poso sus manos en las mejillas de ella para limpiar las lágrimas con sus pulgares.

- ¿Que sucedió TN? - hablo en un susurro.

- Me abandonaste, te fuiste como el cobarde que eres dejándome morir aquí sola - Volvió a sollozar, Hugh la vio confundido.

- ¿Porque dices eso? -

- No me dijiste a donde ibas, desapareciste a penas entre a ducharme, me odias - Cerro sus ojos incapaz de verlo.

Hugh estaba demasiado confundido recordando todo lo que había pasado y vio abajo, su confusión se desvaneció y no pudo evitar sonreír divertido para volver a vea.

- Cariño, solo me fui 10 minutos y me fui por tu helado y galletas que habías pedido  - Tomo la bolsa del suelo para mostrársela.

- Eso no es una excusa, me abandonaste -

- ¿Segura?, Es napolitano - Saco el bote de la bolsa para mostrárselo.

- Solo te perdono hoy, pero jamás vuelvas a abandonarme así, ¿Entiendes? - Le arrebató el helado de las manos y lo abrió, vio abajo - ¿Trajiste galletas de chocolate? - Hugh soltó una risita y se las enseñó.

Sin duda Hugh Jackman la había abandonado, a las palabras de ella, pero lo hizo, Hugh se preguntaba si los cambios de humor tan radicales en el período de una mujer eran esos o su mujer solo quería acurrucarse en él pidiéndole cosas para aliviar su "dolor", fuera lo que fuera, él estaba a su merced.

Pero no todo era lindo o triste para él aquel día, por suerte durante toda su mañana ella no había pedido cierta cosa que lo incitaba, no quería lastimarla o, en el peor de los casos, dejarla sin caminar por culpa de la calentura que su novia le obligó a tener, días anteriores había dejado que ella hiciera lo que quisiera con su cuerpo, pero no aguantaría de nuevo eso. En aquel momento estaba cocinando la comida del día, chuletas con ensalada a petición de su novia, el haría todo por su mujer y más en su periodo, quería consentirla, o eso fue hasta que la bestia llegó a la cocina.