38.

658 78 56
                                    

Capítulo 38.

Puedo sentir la falta de oxígeno en mis pulmones debido a mis respiraciones superficiales y el dolor que provoca en mi pecho debido a la ausencia de esta.
El nudo en mi estómago es doloroso y me siento aterrada de lo que podría pasar.
Mi cuerpo está temblando bajo las sábanas y quizás no deba fingir el sentirme enferma para ocultar a los integrantes del IRA dentro de mi habitación. Afuera puedo escuchar gritos, provienen de todas partes y mi padre continúa llamándome, queriendo que salga al salón para que la policía británica pueda revisar en cada rincón de nuestra casa.

En otras circunstancias, si yo no conociera a los hombres que están buscando, correría adonde él y les pediría buscar incluso bajo el suelo de concreto. Pero la realidad es diferente, el hombre que está escondido bajo mi cama es el amor de mi vida, es de quién estoy profundamente enamorada y no puedo enviarlo a la cárcel por no saber fingir y mentir.

-¡Isabella! —Insiste mi progenitor.

-Papá ¿Puedes venir? —Le pido, con voz temblorosa mientras observo a los demás perfectamente ocultos en mi closet, bajo la cama y detrás del estante de libros.

-Solo mantén la calma —Escucho la voz de Niall, pero no respondo, no quiero delatarme.

La puerta se abre segundos después y Hans Relish me observa con el ceño levemente fruncido. Se ve cansado, es tarde y normalmente duerme profundamente.

-Isabella ¿Que haces allí? Te dije que debías venir al salón —Me pide suavemente.

-Papá, me duele el estómago —Le explico —¿Es necesario que salga al salón? Como ves, aquí no hay nada que buscar.

-Oh cariño —Él se acerca y se sienta en la cama —No, por supuesto que no es necesario. Llamaré a tu madre, ella sabe que hacer.

-No, solo la preocuparás. Pronto se me pasará, solo necesito descansar ¿Sí? —Le pido al mismo tiempo que ambos escuchamos golpes en la puerta.

Oh Dios mío, oh Dios mío.

-Quédate aquí, dejaré entrar a los policías y traeré un té para ti.

-Gracias papá —Le sonrío, pero apenas desaparece siento que todo se vuelve más difícil, soy una pésima mentirosa, oh Dios mío ayúdame —Por favor, no se muevan de donde están, si es posible, no respiren.

-Lo intentaré —Murmura Edmund y alguien más se ríe.

Imbéciles.

-No oficial, estamos solos con mi hija —Escucho a papá —Mi esposa es enfermera y está de guardia en el hospital, así que solo somos nosotros dos.

-Comprendo —Responde el oficial —Necesitamos revisar las habitaciones. Sabemos que están en algún lugar de la residencia, ya que nadie los vio salir. Debemos barrer este perímetro por completo y saber que es lo que estaban haciendo aquí.

-Sí, por supuesto. Adelante.

Las lágrimas pican en mis ojos cuando siento pasos de muchas personas, mi puerta está semi abierta y puedo ver a los militares caminar por todo el lugar, levantando y corriendo muebles. Santo cielo.

-Mi hija está en cama, no se siente bien —Continúa mi padre abriendo mi puerta de par en par —Isabella, él es el oficial Hamilton.

-Hola —Susurro mirándolo y sintiendo los latidos de mi corazón en mis oídos.

Por favor, que todo salga bien.

-Buenas noches señorita Relish, lamento la intromisión pero debemos revisar su habitación.

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora