36.

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Capítulo 36.

Niall.

Está apenas amaneciendo cuando observo a Isabella dormir por última vez antes de abandonar su habitación. Su cabello cae como cascada a un costado de la cama, como si fuera la lava de un volcán en erupción. El rojo de su cabello es tan intenso que me tiene cautivado por varios segundos, al igual que la palidez de su cuerpo desnudo y la infinidad de lunares que adornan su piel. Es la mujer más hermosa que han visto mis ojos jamás.

Sé que irme de esta manera no esta bien, no cuando su madre deseaba darme una charla sobre sexo seguro ¿Pero que más podría decirme? Sé cuales son las consecuencias si no utilizo preservativo, no existe nada que ya no sepa que ella quiera decirme. Además, lo que debo hacer es mucho más importante y no puede esperar.
Así que, cuidadosamente salgo por su ventana y camino hacia las casas interiores, donde está aquella pared de concreto que me llevará hacia el exterior.
A la distancia puedo divisar los tanques militares, pero no me preocupa. Aprendí cuales son sus cambios de turno y lo ineptos que se vuelven estas horas de la mañana.

El Volkswagen está aparcado entre los tantos coches de los residentes, y apresurándome me alejo apenas enciendo el motor.
Aún es demasiado temprano como para contactar a Frank, así que giro el Volkswagen en una nueva dirección. Hace mucho tiempo que dejé de venir, y ella no se lo merece. No cuando he hecho muchas cosas pensando en su nombre y memoria.
Es imposible que el cementerio esté abierto a las siete de la mañana, así que aparco cerca de aquél lugar donde muchos nos hemos refugiado cuando los militares nos perseguían.

Con todo lo que ha pasado ya se vuelve normal ver las calles llenas de escombros y desechos utilizados en revueltas y peleas callejeras. Al descender, puedo sentir el olor de madera quemada, combustible y entre otros olores que no puedo distinguir, pero son extremadamente tóxicos.
Avanzo rápidamente hasta la entrada improvisada, que básicamente es un derrumbe de una pared de concreto. Aquí todo es derrumbe y escombros.
En otra época de mi vida, estaría aterrado hasta la mierda, pero con el pasar de los años aprendí a temerle a los vivos y no a los a muertos.

Mientras avanzo entre las lápidas, observo las rosas rojas en una tumba. Pienso que he sido un mal hijo al venir sin flores para mi madre, pero ella entenderá que es una visita improvisada. Aunque...

-Señor Thomas, no creo que le moleste si le falta una rosa —Susurro sacándole una de las muchas que tiene —La devolveré, en otra ocasión... Es una promesa.

Continúo avanzando hasta llegar al lugar. Es difícil para mí ver su nombre inscrito allí, siempre es difícil.
Me inclino y me siento junto a la lápida dejando la rosa que saqué de otra tumba para ella. Definitivamente, no he sido un buen hijo. No cuando su lugar de descanso está en pésimas condiciones. Debo recordarme y recordarle a mi padre que debemos volver y arreglar el caos aquí. He pasado tanto tiempo enfocado en hacer lo que la organización necesita que me he olvidado de mis prioridades.
Quizás Isabella quiera venir, se lo pediré cuando hable con ella.

Durante varios minutos permanezco en silencio, sin mucho que decir. Las veces que he venido, he hablado con ella, no me haré el rudo al creer que ella no me escucha, aunque a ciencia cierta tampoco sé si ella está aquí o no. Pero de todas formas, le hablo ¿Porque quién sabe?
Pero justo ahora no sé qué podría decir
¿Quizás contarle las barbaridades que he hecho y de las cuales sé que ella no se sentirá orgullosa? Nunca aceptó mi estilo de vida, y está bien, supongo que ninguna madre aceptaría que su hijo viva constantemente en peligro.
Así que ¿Que podría decirle sin que la haga sentir defraudada de mí?

-Isabella —Murmuro.

Sí, creo que es lo único bueno que me ha pasado en mucho tiempo. Y sé que mamá la hubiera amado y aprobado. Ambas comparten muchas cualidades, y entre ellas está la bondad hacia las personas.
Si bien mi madre nos apoyaba, nunca se alegró por algún triunfo del IRA, es más, lamentaba mucho las muertes, sea del bando que sea. Al igual que Isabella, sé que aún le cuesta mucho entender ciertas cosas, observar ciertas cosas y aceptarlas, pero sé que el tiempo la hará cambiar.
No deseo verla feliz por presenciar una muerte, o sentir lo que siento yo, ese odio desmedido que me cala hasta los putos huesos. Pero sí quisiera que entendiera que al final del día, son ellos, o somos nosotros. No hay más.

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora