49.

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Capítulo 49.

Niall:

Arminda me recibirá en la portería. No importa cuantas veces haya venido a casa de los Relish y mi rostro sea más que familiar, estos jodidos militares tienen órdenes estrictas para impedir el paso de cualquier civil que no viva en este lugar. Por lo que mis ansias de ver a Isabella aumentan considerablemente.
Vagamente me he preguntado si seré yo el causante de su desánimo. Pero descarto la idea apenas intento hacerme responsable de ello.

Sé que nuestro retorno a Belfast le afectó, y sé que está en todo su derecho de sentirse así, después de todo, Dublín se volvió el jardín del edén comparado con este lugar.
Me fumo un cigarrillo a la espera de que la mujer aparezca, y mientras lo hago no puedo evitar la sensación en el pecho de que cosas horribles están por venir. Y no se trata de intuición o querer ser negativo, si no en todo lo que puede verse en las calles. La tensión y el pánico plasmado en los rostros de las personas es inquietante. No pasará mucho tiempo para que las marchas no autorizadas vuelvan a las avenidas.

Cuando Arminda aparece y me permiten el ingreso, me explica que no sabe que es lo que ocurre con Isabella, e intenta sacarme información sobre alguna posible discusión en Dublín, pero soy sincero y muy transparente al responder que nunca hemos tenido una discusión que la deje en el estado que ella menciona.

—Está bien, lo siento. Es solo que intento averiguar que le ocurre —Dice —Ve, está en su habitación.

—Gracias ¿Ella sabe que vendría?

—No, así que será una sorpresa verte aquí. Por favor no le digas que te he llamado.

—No lo haré —Le sonrío y luego me alejo por el pasillo hasta detenerme frente a la puerta. Toco con mis nudillos, pero pasados varios segundos ella no responde del otro lado, así que vuelvo a intentarlo, está vez tocando con más fuerza.

—¡Qué no estoy sorda, mamá!

La puerta se abre abruptamente, y una Isabella enfadada me recibe. Muchas cosas suceden en cuestión de segundos, comenzando por el caos que existe en su habitación, hasta su semblante lleno de sorpresa y... ¿Dolor? No sé describir lo que sus ojos me transmiten en este momento. O quizás quiero creer que no, ya que si ella está mirándome como si fuera un cachorro abandonado, es porque debe existir un motivo lo suficientemente bueno.

—Hola, Isabella —La saludo —¿Puedes explicarme porqué tu habitación es un caos y del porqué estás molesta?

Ella continúa mirándome por varios segundos más.

—Estás aquí —Susurra.

Sonreiría si no fuera porque sus ojos se llenan de lágrimas. La preocupación me invade y yendo hacia ella, la envuelvo con mis brazos.

—¿Qué es lo que ocurre, Isabella? ¿Porqué lloras? Cuéntame que está pasando —Le pido, pero ella niega aferrada a mi cuerpo —Háblame, comunícate conmigo, de lo contrario creeré que soy el responsable.

—No —Solloza —Tú no has hecho nada malo. Solo... solo estoy sensible.

—¿Porque hemos vuelto de Dublín?

—Ajá.

—¿Estás segura que es eso? —Tomo su mentón y ella me observa —¿Realmente es eso? No quiero que me mientas Isabella, sé sincera.

—Es eso, y quizás un poco de todo. El estar aquí en casa sin poder ir a la universidad, ver lo que ocurre en las calles, los allanamientos ... Sentir que cada día podría ser último aquí en Belfast, por todo lo que está pasando —Me explica.

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora