7.

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Capítulo 7.

El cielo está comenzando aclarecer cuando abro la puerta. Intento causar el menor ruido posible, pero no sirve de nada.
Papá y mamá están en el salón y junto a ellos un oficial de policía, lo conozco. Es Ben, amigo de papá.
Los tres se quedan mirándome, pero quien sólo llora al verme es mamá.
Ella camina hasta mi y me abraza con fuerza.

-Estoy bien, mamá. —La consuelo. —Ya estoy en casa.

-¡¿Dónde estabas Isabella?! —Me exige mientras me examina. Los hombres también se acercan.

-Responde la pregunta de tu madre. —Me pide papá. Él está muy enfadado.

-Necesitaba comprar algunas cosas con suma urgencia. —Miento mirando al policía. —No alcancé a llegar al almacén cuando me vi envuelta en la manifestación.

-Dios mío. —Papá niega llevándose ambas manos a la cabeza. —¡¿Que fue lo que había dicho?, te pedí una sola cosa, una sola cosa Isabella! —Me grita.

-Hans. —Lo llama mamá. —Ella está aquí, sana y salva. —Le dice. —Eso es lo importante.

-¡No, Arminda. No intentes bajarle el perfil a la situación! —Me quedo callada, observo mis manos entrelazadas mientras él continúa descargando su enfado. —¡Muchas personas murieron el día de ayer, tu madre fue a despedirse de su mejor amiga asesinada y tú sales a la calle, es el colmo!

-Bien. —Habla Ben. —Isabella, lo que has hecho el día de ayer no puede volver a repetirse. No puedes salir de este perímetro sin la autorización de tus padres.

-¿Qué? —Pregunto sorprendida por lo que está diciéndome.

-Lo que has escuchado. Si vuelves a escapar de la manera que lo hiciste ayer, tendrán serios problemas. —Dice y la furia se apodera de mi rostro. —Puedes ser mayor de edad, pero no has acatado la orden de un militar y eso requiere una sanción.

Suelto una risa sarcástica.

-¿Cuáles serían esos problemas y cuál es la sanción?¿Matarnos y culpar a los del IRA? Porque eso es lo que hacen, matan a personas inocentes y después se esconden como las ratas que son.

Mis palabras tienen un efecto inmediato en mis padres, sobre todo en Hans Relish.

-¡Isabella, discúlpate ahora mismo! —Me exige, pero estoy demasiado enfurecida como para hacerlo, me cruzo de brazos y me niego rotundamente.

-Déjala, Hans. —Responde su amigo. —Al parecer estar tantas horas en las calles la contaminó con información errónea.

Sí como no.

-Vete a tu habitación. —Me pide mamá con calma.

Giro en mi propio eje y me encamino hasta mi habitación. Tiro mi morral al suelo y me quito las zapatillas lanzándolas lejos también.
Sé que mi actitud no ha sido la correcta, pero no puede decirme algo así. No ahora cuando sé la clase de personas que son.
Arrastro mi cuerpo sobre la cama y me acuesto boca abajo. Podría seguir pensando en la discusión, pero James ocupa mi mente.

Dentro de la rabia que siento, una sonrisa pequeña adorna mis labios. Guío mi mano hasta la pulsera de cuero, ahora recién puedo verla detenidamente. Es roja y su forma es como una trenza, muy bonita y delicada. El dije son dos manos unidas, como un saludo cordial, debe ser de plata.
Mis dedos acarician la forma de la trenza mientras recuerdo nuestro beso.
La forma en que me sostuvo contra él, la forma en que reclamó mis labios... Suspiro y siento como las mariposas inundan mi estómago. Lo echo de menos.

No conozco su rostro, no sé muchas cosas sobre él, pero aún así me siento tan atraída por como es. Su personalidad logra sacarme de quicio, es mandón, brusco y muchas veces me da miedo, pero deseo estar junto a él. No me importa a cuantas personas haya matado, estar con él me hace sentir protegida, siento que jamás me pasará algo estando a su lado. Ojalá tuviera un número donde poder llamarlo, pero sé que podría ser peligroso.

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora