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Capítulo 3.

El militar asesinado dentro de mi universidad fue noticia nacional e internacional. Los integrantes del IRA dieron a conocer el video donde se reían y vaciaban sus armas sobre el cuerpo de aquel hombre de 27 años, padre de familia y un hijo ejemplar según sus progenitores.
Las naciones unidas y amnistía internacional llegaron días después para tomar cartas sobre el asunto. Y eso provocó que el caos volviera a desatarse en las calles.

Hace una semana dejé de ir a la universidad debido a lo ocurrido. Mis padres aún no saben toda la verdad, no pude decirles.
Les inventé una historia. En aquella historia me había quedado escondida en un salón hasta que todo se hubiera calmado. De mis labios nunca salió una palabra sobre lo ocurrido y que había presenciado la muerte de aquel hombre y que sabía que el asesino principal se llama Frank.
O eso quiero creer, ya que James admitió que su nombre no era real. Lo más seguro, es que Frank también sea un nombre falso.

Cuando la policía llegó a casa y me interrogó, los llene de mentiras. Sé que si hubiera dicho los nombres de los terroristas, estarían en los periódicos y canales de televisión.
Era un riesgo que no podía asumir, no cuando James sabe dónde vivo, sabe quién es mi tío fallecido y sobre todo, sabe quien es mi padre. El miedo a las represalias es mucho más grande, no importa que me haya salvado la vida aquella noche y que ser sobrina de Francis Longford fuera mi salvoconducto, son asesinos.
Frank no dudó un segundo en disparar su arma contra mi cuando me vio allí como con gato asustado.

Lo que ocurrió esa noche será un recuerdo que cargaré en mi memoria para siempre. Al igual que todas las palabras que James me dijo, sobre todo que vivía en una burbuja perfecta, que sólo veía lo que quería ver.
Al principio no quise tomarme sus palabras en serio, pero cuando note que las personas que fueron asesinadas afuera de la universidad apenas tuvieron cobertura por parte de los medios de comunicación, supe que algo no andaba bien.

James tenía razón, inculparon al IRA por esos asesinatos. La única prueba que tengo de que no es así, es su palabra contra la del gobierno. Y aunque quisiera no creerle a ese hombre que me salvo la vida, sé que tiene razón.
Me he sentido tan extraña estos últimos días, he pensado más de la cuenta en él. Cada vez que escucho la radio y sobre nuevos asesinatos o disturbios, me pregunto si él estará allí, si él será parte de los que han descargado sus armas.
Incluso puedo sentir su voz nítida en mi cabeza, lo escucho en todas partes y sé que estoy volviéndome loca.

Y estar aquí en casa no ayuda. La universidad fue definitivamente cerrada después de lo que ocurrió, así que no tengo nada más que hacer. Ni siquiera puedo ver a las chicas, Arlene y Magaly viven cerca, pueden caminar hasta sus casas y visitarse, pero yo vivo dentro de un perímetro rodeado de militares, un blanco para los terroristas. Nadie entra, nadie sale sin identificación.
Lleno mis tiempos vacíos con lectura, continuo estudiando a pensar de que este año no podré graduarme. Escucho música en la radio, escucho los cassette de Pink Floyd que papá me regaló para navidad.

-¿Isa? -Me habla él mientras se asoma por la puerta de mi habitación.

-Papá, adelante. -Le sonrío mientras hago un espacio en la cama para él.

-Tienes un caos aquí. -Me dice.

-Sí. -Ordeno las guías rápidamente. -Solo estudiaba.

Él se sienta y sonríe también.

-He venido justamente hablar sobre eso, tus estudios. -Asiento y él continúa hablando. -Cómo sabes, será imposible que puedas volver a la universidad.

-Lo sé.

-Bueno, es por eso que contraté un profesor. Él podrá ayudarte con lo último que necesitas para graduarte. -Me dice y mi boca cae abierta.

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora