58.

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Capítulo 58.

El sol apenas está asomándose entre las persianas cuando despierto. No lo hago por algún ruido ensordecedor, no lo hago porque haya sentido que dormí lo suficiente, mi despertar se debe a que mi novio esta deslizando su lengua por mi columna.
El calor de su cuerpo me abarca desde la cabeza hasta los pies mientras yace sobre mí. Al parecer, dormir desnuda boca abajo es una posición peligrosa si lo tengo a él cerca de mí. El pensamiento me hace sonreír mientras giro mi rostro para poder verle la cara.

—Buenos días, a los dos —Susurro, refiriéndome completamente a su dura erección contra mi trasero.

Logro percibir el atisbo de una sonrisa cuando besa mi mejilla.

—Buenos días —Responde, recostándose completamente sobre mí, con su pecho adherido a mi espalda, pero sosteniendo gran parte de su peso con sus codos a mis costados.

—Es una manera muy agradable de despertar.

—¿Sí? —Susurra, guiando sus labios a mi cuello —¿Podrías acostumbrarte? —Su lengua se desliza por mi piel y jadeo.

—Sí.

Sin ningún tipo de vergüenza alzo mi trasero, para frotarme contra él. Mi inesperado movimiento lo hace gemir, y a mí, sentirme húmeda entre los muslos.

—Yo también.

Su boca presiona besos en mi hombro mientras mece sus caderas deliberadamente. Hace calor y me excita demasiado lo que hace.
Por inercia separo mis piernas, dejando así, que la punta de su miembro se deslice a lo largo de mi coño, empapándome mucho más. Es un juego previo, la antesala de lo que pasará, y juro que se siente de maravilla.
Jadeo contra el colchón, y entre susurros desesperados le pido que se hunda dentro de mí. No intenta voltearme cuando me dice que lo hará. Su cuerpo se presiona contra el mío mientras busca mi abertura, y torturándome como solo él puede hacerlo, se desliza dentro de mí. Lentamente.

Me hace sentir llena cuando cada centímetro de él está perfectamente dentro de mi cuerpo. Y me hace perder la razón cuando hace círculos con sus caderas, llevándolo más y más adentro antes de que comience a moverse violentamente. Entre mordiscos, lame mi hombro sin perder el ritmo, sin dejar de hacer retumbar sus perfectas caderas contra mí.
El placer es abrumador, me hace gemir fuerte y aferrarme a las sábanas.

—Mírame, nena —Me exije.

Girándome, me encuentro con su ardiente mirada antes de fundirnos en un beso abrasador, lamiendo y chupando los labios del otro mientras nos consumimos mutuamente. Sí, fácilmente podría acostumbrarme a despertar cada mañana de esta manera.
Alzando mis caderas, y totalmente pérdida por el placer, empujo mis caderas hacia atrás, para encontrarme con él. No quiero correrme todavía, y hago todo lo posible para prolongar el momento, pero Niall comienza a moverse más rápido, con más fuerza, castigándome en cada estocada profunda dentro de mí. Me encanta, es increíble.

Hundo mi rostro en el colchón y a pesar de mi inútil esfuerzo para evitar lo inevitable, el clímax me alcanza, se extiende por cada músculo de mi cuerpo y me hace temblar mientras la sensación se propaga deliciosamente a través de mis venas.
Mis gemidos se vuelven gritos de alivio y satisfacción por el increíble orgasmo que me ha hecho tener.
Los pequeños espasmos me sacuden mientras él continúa deslizándose dentro de mí, con su respiración acelerándose contra mi espalda, haciéndome saber que está a punto de correrse. Tras algunas largas y muy prufundas penetraciones, abandona mi cuerpo y se corre. Siento su cálida liberación contra mi espalda baja, contra mi trasero y mis muslos.

No puedo evitar la risita nerviosa que se escapa de mis labios. Aún agitada y cansada, me pregunto en qué momento olvidé que él debía utilizar preservativo.

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora