35.

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Capítulo 35.

Niall.

Me resulta fascinante ver a Isabella pasearse desnuda por la habitación. Su cuerpo es una verdadera obra de arte y no puedo dejar de sentirme maravillado por el espectáculo que está dándome.
No debería por supuesto, la situación en la que nos encontramos no debería tenerme como un idiota apreciando su belleza, pero lo hago igualmente.

-Estaré en el despacho de tu padre —Se queja Arminda al otro lado de la puerta.

-Ya mamá, ya voy —Responde Isabella mientras desliza una camisola que cubre la mayor parte de su cuerpo y luego me observa a mí, que continúo acostado sin inmutarme —Que relajado Horan, quítate el condón al menos.

Sus palabras me hacen reír. Estaba tan cautivado por su cuerpo desnudo, que olvidé quitarme esto. Cuando ella sale de la habitación, me levanto y desecho el condón con mi culminación.
Alcanzando mi camiseta, la deslizo por mis hombros, luego me limpio con unas toallitas de papel y vuelvo a la cama.
Definitivamente no está bien tener sexo ruidoso a unas cuantas habitaciones de donde sus padres duermen, pero tampoco es para tanto ¿O sí?
Bueno, no para que su madre esté regañandola como si fuera una adolescente.

Estoy seguro que estos problemas no los tendríamos si estuviéramos en mi casa. Mi padre normalmente pasa la mayor parte del tiempo en la casona, junto a Gerry y Michelle. Quizás, deba buscar la manera de que Isabella pase más tiempo conmigo allá en mi casa, sería la única manera de evitar estos episodios desagradables con su madre.
Cuando ella vuelve, un par de minutos después, se ve sonriente, lo que me sorprende demasiado.

-¿Qué ocurre? —Pregunto.

Ella sube y gatea sobre la cama para luego meterse bajo el edredón a mi lado.

-Me dio una charla sobre el sexo seguro y el respeto a la casa —Dice, y no deja de sonreír por ello —Quería saber desde cuando estás quedándote y bueno, cosas...—Adañe.

-¿Cosas?

-Cosas de mujeres.

-¿Y sonríes por eso?

-Nunca me había regañado tanto, eso lo hace interesante y divertido... Bueno, fue vergonzoso también.

-Eres rara —Sonrío acariciándole el muslo —Creí que volverías llorando y pidiéndome que me marchara.

-Bueno, sí me asusté pero no para llorar. Y jamás te pediría que te fueras, no con lo peligroso que es andar por las calles con un toque de queda. Pero ella quiere hablar contigo, darte la misma charla —Me cuenta —Mañana.

-¿Sobre sexo seguro? Sé sobre eso, no necesito escuchar una charla, mi madre me la dio hace años atrás, tenía.... —Pienso mi respuesta —Alrededor de 14 años.

-Estoy muy segura que sabes sobre eso —Se queja —¿14 años? Demasiado joven.

Sonrío.

-No tan joven cuando eres un adolescente con las hormonas alborotadas.

-Ya veo.

-¿Te hace sentir celosa?

-No, para nada —Intenta quitarle importancia.

-No fui un santo antes de conocerte.

-Eso lo sé —Susurra acariciándome el estómago por debajo de la camiseta.

-Cuidado, es una zona peligrosa —Le advierto y ella sonríe —Todavía me siento como un adolescente.

-Acabamos de ser sorprendidos, no querrías —La observo dándole a entender que no es así, sus dedos se detienen inmediatamente —¿No verdad?

SI FUÉRAMOS LIBRES - BY NATH 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora