Un hospital

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Desperté en un hospital. Todo me daba vueltas, me dolían la cabeza y un brazo. Cuando miré a mi alrededor me di cuenta que estaba rodeada de maquinas y tubos. El brazo me dolía por culpa de las intravenosas.

Por fin luego de mucho tiempo me sentía a salvo. Sentí que podía respirar al fin y no era solo por la mascarilla de oxígeno que tenía atada con elástico detrás de la cabeza, sino también porque había un ambiente mucho más sano ahí ahora.

Pude escuchar la voz de Mirko detrás de la puerta. Estaba hablando con un doctor sobre mi estado de salud según las pocas palabras que logré entender.

-¿Hawks? -preguntó la mujer conejo. No hubo respuesta- ya veo.

-Comprendo que está demasiado afectado por todo lo que pasó, así que no lo culpo. Pero aun me preocupa su ausencia en la vida pública y luego que dejara de venir aquí de repente -seguro esa era la voz del doctor.

No sé si sería la distancia, pero sus voces se escuchaban lejanas y ahogadas. Tenía que poner mucha atención y concentrarme para poder entender apenas lo que hablaban.

-Yo me aseguraré que no sufra una sobre carga de trabajo, no se preocupe -la voz de ella se escuchaba muy apagada- ¿Qué pasará con (T/N)_____?

-Según tengo entendido no tiene familia aquí -hubo un silencio corto- siendo así, usted o Hawks podrán firmar para que se la lleven.

-Gracias, pero ¿podría darnos al menos unas horas más? Quiero encontrar a Hawks y tener todo listo en la funeraria.

¿Funeraria? Sabía que me habían secuestrado, pero ¿por qué ella tenía que preocuparse por contratar una funeraria?

-No se preocupe, tenemos una morgue en el hospital en la que podemos mantenerla mientras llega el servicio funerario, solo necesito que llene unas formas antes de irse.

-Esta bien. Lo sigo -usé todos los esfuerzos que quedaban en mi cuerpo y me paré de la camilla de hospital para salir de la habitación.

Estaba casi segura de que pensaban que yo había muerto, pero no era así, yo había escuchado su conversación y ahora había abierto la puerta. Rumi podría verme, ahorrarse lo de la funeraria y llamar a Hawks para que ambos me llevasen a casa sin mayor problema.

Entré en la oficina abierta del doctor esperando a que me ayudara, pero no lo hizo. Ninguno de los dos me notó por estar sumamente concentrados en las mencionadas formas de hospital. Traté de llamar su atención, pero la voz no me salía de la garganta. Se quedaba ahí atorada.

Avancé un poco más con bastante dificultad y toqué el hombro desnudo de Rumi, que llevaba su traje de heroína sucio, probablemente acababa de regresar del trabajo y llegó directo al hospital. Quizá su ultima pelea con algún villano le quitó la posibilidad de sentir y por eso no me notó, aunque la toqué.

-Rumi -por fin la voz me salió de la garganta. ¿Podría estar aturdida? Eso explicaría que no me escuchó.

Me caí en la silla a su lado incapaz ya de mantenerme en pie, pero justo cuando parecía que ella iba a voltear, su celular sonó obligándola a poner su concentración del otro lado.

-Hola Hawks -el alivio en mí regresó para apagar el creciente miedo que se estaba abriendo paso poco a poco- sí, ya estoy aquí -había pausas entre sus respuestas- te espero aquí. Tienes que venir ya -otro espacio silencioso en la oficina- No Hawks, no entiendes, te necesito en el hospital en serio. Lo que tengo que decirte no puedo hacerlo por el celular.

Colgó y pidió disculpas al doctor, que dejándolo pasar siguió explicándole cosas y dándole a firmar papeles un par de minutos más. Yo me había quedado pensando tan profundamente en otra cosa que dejé de prestar atención a su conversación.

Realmente parecía que había muerto, pero yo no me sentía así. Y de no estar muerta ¿Por qué Mirko se comportaba así? ¿Por qué no iba a mi habitación a hablar conmigo? ¿Qué es lo que tiene que decirle a Hawks con tanta urgencia y en persona?

Al poco rato llegó Hawks a toda velocidad. Por alguna razón ya no podía escuchar. Mi vista se nubló de forma que solo resaltaba el color rojo de sus alas en contraste a todo lo demás. Compartió un par de palabras con Rumi y luego salió corriendo con los ojos hechos agua.

Entró a la habitación de la que yo había salido y se desplomó a lado de mi cama de hospital; a lado de mi cuerpo inerte. Un cuerpo en el que yo claramente yo ya no habitaba estaba tendido en la camilla de hospital y Hawks se deshizo en lágrimas a lado del cuerpo sosteniendo la fría mano entre las suyas enguantadas.

Perdí toda esperanza de volver con ellos. No sabía cuanto había pasado ya de mi secuestro, ni si esto era otra pesadilla, pero me dolía verlo así. Me dolía si quiera pensar en el sufrimiento que ellos estaban pasando con mi ausencia. Entonces una voz grabe y rasposa me dejó claro que seguía con vida.

-No me gusta ese final -dijo Dabi en una lejanía que yo no era capaz de ver o ubicar- Cámbialo.

-Si hago eso la vas a volver loca Dabi, entiéndelo -esa voz no la conocía ¿o sí?

-Cámbialo -ordenó y de repente estaba de nuevo en la camilla de hospital acostada como si nada.

Con solo un parpadeo volví a ver el techo del hospital estando yo en la camilla. Miré a mi lado, pero Hawks ya no estaba ahí. Tampoco podía escucharlo a él ni a Rumi. De nuevo sentí el dolor de la intravenosa perforándome el brazo.

Me saqué la aguja y salí de la cama luego de desconectar varios de los cables unidos a mi cuerpo por diferentes medios. Esta vez no había nadie en los pasillos del hospital, pero detrás de una puerta cercana podía escuchar a dos personas agitadas.

Fui lenta, pesada y dolorosamente hasta la habitación tras la cuál escuchaba a aquellas dos presencias. Pronto me di cuenta que no susurraban, más bien contenían las respiraciones y respiraban muy apenas de manera bastante ruidosa y pesada.

Abrí la puerta de un solo movimiento rápido dándome cuenta de que quién estaba ahí encerrado era Hawks, pero estaba acompañado de una enfermera del hospital, cosa que solo pude haber sabido gracias a la cofia que aún conservaba puesta la semidesnuda mujer.

Ambos me miraron con asombro, ella se puso aún más colorada y a él se le bajaron por completo los colores, como si hubiera visto a un fantasma.

-¿Qué es esto? -pregunté con un hilo de voz y la garganta seca.

-¿No te parece algo obvio, linda? -él me miraba indiferente, casi parecía molesto- estaba ocupado con esta bella señorita.

Apenas alejarse un poco de ella, la joven enfermera tomó su ropa del suelo y salió corriendo sin siquiera dirigirme la mirada. Cerró la puerta detrás de ella dejándonos solos al héroe y a mí. Por lo menos diré que él tuvo la decencia de volver a acomodar su ropa, pero yo, por dentro, estaba echa un desastre.

-Eres un maldito descarado, cínico, infiel.

-¿Algo más que quieras agregar a la lista?

-Imbécil. Mujeriego. Calenturiento precoz.

-Precoz solo de apodo querida, eso lo sabes. Además, no podrías quejarte. Luego de tantos meses en coma pensé que no despertarías y como hombre tengo necesidades.

La tristeza se volvió coraje y mi palma un puño cerrado que se estampó contra su rostro. Salí de la habitación sin esperarlo ni dejar que sus palabras y gritos me detuvieran. Ya no me importaba nada de él.

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-Alex.

Amor alado (Hawks x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora