Plumas rojas

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15 minutos antes del incidente.

Salgo del lugar en el que hago mi rehabilitación en dirección a mi casa, he mejorado bastante, pero el doctor sugiere que aún no me meta en peleas y deje a los locales encargarse. Extraño las peleas y pronto voy a hacer un trato para volver a la acción aquí en Japón.

Después de lo de las vegas ya no acompaño a mis padres a todos lados, voy a quedarme a vivir aquí.

Vivía algo lejos del consultorio, pero podía cortar camino si cruzaba por un barrio solitario. Ni siquiera era muy tarde, el sol aún podía verse en el ocaso, así que decidí cortar camino. Solo pude caminar unas dos o tres cuadras tranquilamente cuando un tipo grande y a simple vista fuerte se paró frente a mi bloqueándome el paso.

-Hola bonita- me puso una mano en el hombro aplicando fuerza- ¿No eres de por aquí cierto? -no hablé, traté de zafarme, pero me sujeto más fuerte- ¿A dónde vas nena? -dijo con una sonrisa ladina- ¿Qué te pasa? ¿Te comió la lengua el ratón?

-Que te den- abofetee su brazo, pero solo provoque que me tomará con los dos brazos y me elevara un poco poniéndome a la altura de sus hombros, estaba a unos diez centímetros del suelo.

-Niña maleducada, ¿no piensas defenderte o eres tan correcta que prefieres no usar tu poder?

-No vales la pena.

-Veremos si dices lo mismo- me subió a su hombro cargándome como costal de papas y de un par de saltos nos subió a un rascacielos, el más alto de la zona- eres aspirante a héroe ¿no?

-No.

-Mentirosa, si piensas decir eso sácate ese horrible uniforme- el doctor quería ver si mi traje de héroe podría pasar por algunos cambios para volver a la acción antes por lo que lo traía puesto, comenzó a arrancarme una parte haciéndolo añicos de un tirón.

-No me toques- logre patearle la cara, pero tomo mi brazo y me sacudió llevándome a la orilla del edificio.

-Tienes dos opciones niña estúpida- solo me sostenía de una mano y con la otra le tomé el brazo para no caerme- o me dejas hacer lo que quiero, o te demuestro que en un lugar como este no vales nada, ni siquiera para un asqueroso héroe.

Le escupí en la cara y traté de patearlo a ver si se hacía para atrás, pero en vez de eso me soltó para limpiarse la cara.

-Muere entonces perra- me miraba con desdén desde la punta del edificio mientras caía.

Solo espero no destrozar el corazón de mis padres al enterarse que su estúpida hija no fue capaz de defenderse y salvar su propia vida.

Es curioso que estando a punto de morir no soy capas de recordar más que aquella maldita pelea, y breves imágenes de mi familia.

Mientras el tiempo pasaba veía como cada vez me alejaba más de la cima de aquel edificio, no debe faltar mucho para llegar al suelo. Cerré los ojos esperando un impacto que nunca llegó, en cambio, cuando volví a abrir los ojos, pude ver unas plumas a mi alrededor, como meciéndome en el aire.

Con cuidado estas mismas plumas me dejaron de pie en el suelo. Frente a mi calló el tipo que me había lanzado, él si se estrelló contra el piso, al momento del impacto alguien cerro mis ojos.

-No veas, no es una linda vista- era un hombre, tomé su mano en mi rostro, tenía puestos unos guantes como de cuero. Mi respiración estaba errática- Tranquila, tienes suerte de que estaba por el área, déjame verte.

Con cuidado para que no viera al tipo en la acera me giró en sus brazos, pero me escondí en su pecho, el me dio unas palmaditas en la espalda.

-Oye, necesito ver que estés bien.

Amor alado (Hawks x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora