•Capítulo 42•

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ANGUSTIA•

LISSA

Las lágrimas corren por mis mejillas sin poder detenerla, ni siquiera me percato de cuando ingreso al deportivo de Adaliah, las manos me tiemblan y sólo soy capaz de tomar las manos fría de Miah quien solloza a mi lado.

—Va a estar bien. —lo repito como una mantra.

—Tiene que estarlo. —susurra la rubia como si se estuviera convenciendo.

La morena es la que se encarga de hablar con los chicos, Ryan me confirma que le avisaron a los señores Brown. No tengo cabeza para nada más, solo puedo abril la boca para decirle a la pelirroja que acelere.

Escucho el grito de Halle pero eso no me detiene al momento de abril la puerta del coche y saltar mientras esta en movimiento. Maldigo cuando me rapo las palmas pero entro directamente por emergencias exigiendo respuestas.

Se que le grito a la enfermera, que me pide que me calme pero no dijo de gritarle por una respuesta que no llega.

—Tiene que tranquilizarse o le daremos un calmante. —murmura mirándome con pesar.

—Cálmate. —los brazos de William me abrazan desde atrás y me deshago, me fundó en sus brazos diciéndole que el no debe morir, no lo soportaría.

No soportaría perder al hombre que amo.

Soy consciente que Ryan le pide información al doctor que acaba de llegar, con una calma asombrosa, aparentemente es el más tranquilo de nosotros.

Los sollozos de Miah se escuchan junto a los de Talía que acaba de llegar, nos piden que vayamos a la sala de espera donde el doctor que esta operando a Darel vendrá a darnos información de su estado. Me percato de Halle que intenta que tome un té que asegura me hará bien y lo tomo casi por obligación.

Permanezco en los brazos de William después de abrazar a Talía, es la primera vez que la veo con ese semblante lleno de miedo y tristeza, sus ojos azules opacos de brillo, el señor Emiliano es otro que me palmea el hombro antes de volver abrazar a las dos rubias.

—El es fuerte. —escucho a Joshua que esta sentado junto a Ryan quien no deja de observar la puerta del quirofano. —Recuerdo la vez que le di la batida de ciruela que en realidad era de fresa porque sin querer tome la equivocada, solo dio un pequeño sorbo que lo puse pálido en segundos. —susurra mordiendo el aro en su labio— Me reí sin percatarme que casi se muere asfixiado, ahí me enteré que era alérgico a la fresa y casi me hago en mis pantalones del susto.

Ríe un poco como queriendo desaparecer el nudo, yo no puedo evitar sollozar al escuchar eso. El asegura que mis labios saben a esa fruta que es capaz de matarlo.

—Recuerdo cuando me llamaste asustado desde el hospital. —agrega el rubio— Me dijiste que Darel había sido envenenado. —Adaliah tose disfrazando la risa y soy capaz de ver una pequeña sonrisa en los labios de Talía— Dijiste que no tenias la culpa pero que ya habías llamado a la policía para entregarte.

Sonrió sin poder evitarlo, es su manera de no pensar en lo peor y ayudarnos a sobrellevar la angustia y ansiedad.

—La señora Brown llegó hecha una furia al hospital exigiendo dar con el culpable, —sigue Josh— Después lloro para que la policía no me llevará.

Silencio, todos guardamos silencio por un momento.

—¿Que pasó después? —murmullo interrumpiendo el silencio.

—El doctor llegó diciendo que sólo había sido un susto y que sólo había sido una falsa alarma. —termina Talía.

—Desde ese entonces odio la fresa. —más de uno termina riendo por el comentario del tatuado.

Corazón de Cristal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora