•Capítulo 1•

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NUEVO COMIENZO•

LISSA

¡Es hoy, es hoy! Me levanto tan abruptamente, que caigo de la cama. —¡Joder, ah!— me levanto como puedo, me quedo mirando mi habitación. — extrañaré esto— miro el librero que está en la esquina derecha ahora vacío. Ya empaque todas mis cosas. Siento una opresión en el pecho.

—¡Lissa! —chilla Zoé desde el otro lado de la puerta— Lissa, despierta.

—Estoy despierta, bajo ahora.

Entró al baño para hacer mis necesidades, me baño y en menos de 30 minutos terminó. Voy a mi maleta para sacar ropa, escojo unos short de jeans azul, un jersey rosa palo, busco mis tenis blanco con las medias, me hago un moño en la cima de la cabeza y estoy lista.

Bajo por las escaleras de mi hogar mirando las fotos enmarcadas, tantos recuerdos, tantos bonitos momentos con mi familia, siento nostalgia, pero se que estoy tomando la mejor decisión para mi futuro.

—¡Buenos días!— entdo a la cocina, donde está mamá, Zoe y mi Nana. Desayunando panqueques con huevo revuelto, frutas con miel y jugo de naranja.

—Buenos días, mi niña. —sonríe mi Nana con cariño— ¿Como amaneciste?

—Excelente —le digo— Liah no tarda en venir por mi.

—Todavía no me hago la idea de que te vas.

Mamá está con la mirada brillosa, creo que todavía no se hace la idea de que su niña haya crecido y ahora irá a la universidad.

—Madre estaré a tres horas de casa, no me iré muy lejos. —acarició su brazo con dulzura. Tengo la misma tonalidad de piel de mamá, una tez oscura que parece tostada por el sol, pero nuestros grandes ojos verdes son lo más llamativos en nosotras.

—Si pero de igual forma —su cabello negro es lo único diferente en nosotras— además estarás ocupada con la universidad, nuevos amigos y todo eso. —susurra con la voz contenida.

Me levanto y la abrazo desde atrás. —Madre estaré bien. Y vendré cada que pueda, también en los días feriados, además debo estudiar para ser una mujer importante como lo eres tu.

—Serás todsvia más cariño mío. —dice ella con voz rasposa— te quiero mucho mi amor y estoy muy orgullosa de ti.    —me abraza también— él también esta muy orgulloso de ti.

No  digo nada, me fundó más en sus  brazos, siempre me han gustado los abrazos de mamá, me dan paz. —Yo te quiero mucho más mami— le digo con la voz ahogada.

No quiero llorar pero entiendo como se siente porque también estoy igual de nostálgica que ella. Se siente como si    fuera ir a otro país.

—Lissa, ya llegó Adaliah, —dice mi nana— te está esperando afuera.

Miro a mi Nana que también tiene los ojos llorosos, igual a la pequeña Zoé

—Ven Zoé —le digo soltando a mi madre, la abrazo con mucha fuerza, acarició su larga cabellera castaña, de una tonalidad más clara que la mía y esos ojos tan iguales a los de él.

Beso la frente de mi pequeña hermana para ir a despedirme de mi nana, ella es tan importante para mí como lo es mi madre, porque es la que ,e a cuidado desde que tengo uso de razón.

—Las voy a extrañar mucho.

—Yo también —responde Zoé.— Pero no voy a llorar, porque después me veré fea.

Me río con lágrimas en los ojos —Si pequeña, y tu no puedes verte fea— aseguro, su mejilla se sonroja pero me da una gran sonrisa.

Amo su inocencia ese brillo en su mirada, quisiera que nada del mundo la afecte o dañe.

Corazón de Cristal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora