•Capítulo 57•

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LISSA

El doctor no a dejado de hacerme chequeos y preguntas, me dieron un calmante hace media hora para que pudiera permanecer consciente y sin alterarme.

Después de enterarme de lo que había pasado el doctor había sacado a todos de la habitación para que me dieran un respiro, lo agradecí en silencio, no quiero ver a nadie ahora mismo.

Solo recordar lo de mi bebé hace que no quiera permanecer consciente, no quiero recordar como me lo arrebataron, como si no valiese nada, como si fuera su decisión. Odio esta impotencia que sentí al no poder hacer más por mi bebé.

—Señorita Meyer. —volteo mi rostro al doctor recordando que no estoy sola. —Necesitaré que se quede unos días más para hacerle algunos exámenes para ver cómo quedó su útero.

—Yo... —me quedo sin palabras por un momento— Esta bien.

—La dejare descansar, si siente algún síntoma diferente a los que ya tiene digamelo.

Asiento relajándome un poco cuando se va. Pierdo la noción del tiempo entre la inconsciencia y los malos recuerdos hasta que la puerta de la habitación vuelve abrirse, me tenso un poco recordando el sótano...

—Soy yo, papá vino a verte. —escucho el susurro de mi padre mientras se acerca

—Papá...

—Lo sé cariño, no digas nada. —entierro mi cara contra su pecho mientras gruesas lagrimas corren por mi rostro.

El siempre a sido mi lugar seguro, por un momento me permito recordar como sería si nada de esto hubiese pasado, pero no puedo cambiar el pasado.

—Tenía mucho miedo papá, él quería saber cosas de Darel, —me atragantó con las palabras mientras las lágrimas no paran de empapar la camisa de mi padre.

—Lo pagará. —me asegura con voz firme— Duerme mi dulce niña, estaré aquí para cuidarte.

Me dejo llevar por sus palabras susurradas, me quedo dormida sintiendo como acaricia mi pelo.

—Podemos pasar a verla. —escucho murmullos mientras me despierto desorientada, trato de pararme para ir al baño pero un dolor punzante en mi espalda me paraliza.

—Dejame ayudarte. —me paralizo al oír esa una voz tan cerca de mi, Darel me mira con cautela y cierto temor.

Le hago un gesto diciéndole que si, me ayuda a levantarme hasta llegar al baño, me deja en la puerta para que termine de hacer mis necesidades y después vuelve ayudarme.

El silencio es tenso y escalofriante entre nosotros y quisiera poder decir algo para cambiar eso, pero no me sale nada.

—Yo...

—Buenos días. —murmura el doctor Calvin al entrar. —¿Como te sientes?

—Mejor. —digo aunque no sea muy cierto.

—Ya tenemos los resultados.

Espero que siga, pero se toma una pausa, en silencio asiento para que hable, igual Darel lo sabrá. Evito sus ojos cuando toma mi mano.

—Desconocemos la procedencia de la droga que te inyectaron, hemos analizada y no encontramos ninguna variable, pero el medicamento que nos proporcionó el señor Bronw combatió con los efectos contraproducentes y pudimos reparar el 80 por ciento del daño.

Por un momento dejo de escuchar lo que esta diciendo el doctor.

Tu novio creo esta poderosa sustancia para los científicos de la NASA, pero lo que no sabes es que era para una organización militar.

Corazón de Cristal #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora