Capítulo 27: Pijamada en casa

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Un mes después

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Un mes después

Este mes pasó volando y al parecer nadie nunca supo lo que sucedió entre Ezequiel y yo esa noche de la pijamada. Ni siquiera Abigail se había dado cuenta de mi escapada y ahora cada vez que lo recuerdo sonrió con maldad. Hoy cumplo 21 semanas de gestación y era el día en cual Isabel se enteraría del sexo de mi bebés. 

Luego de ir a la cita, todas habíamos planeado encontrarnos en el centro comercial al terminar las clases para ir a comprar las decoraciones de la fiesta y el vestido que usaré esa noche. En este tiempo he ahorrado el dinero que he ganado trabajando y lo poco que he usado ha sido para comprar mi cena en los días de trabajo. Algo de lo que me salve es de la visita hacia el bar, porque Alfonso le dijo a mamá, que eso no era lo correcto y que no me debía llevarme a un lugar como ese en mi estado. Cosa de lo cual me alegré y me emocioné ese mismo día.

El timbre sonó indicando la finalización de clases, tomé mi mochila para salir del salón junto a mis amigas. Antes de salir, Isabel y yo nos detenemos en el pasillo para despedirnos de Antonelli y de Abigail. Ella irían a sus casas a cambiarse de ropa y luego llegarían al centro comercial. Mientras que yo y Isabel iríamos directo a mi cita con la ginecóloga.

Como Abigail y Antonelli se enteraron de que Isabel me acompañaría, decidí invitarlas para que me acompañaran al centro comercial y así ellas también serían partícipe de todo esto. Ambas hicieron una mueca al enterarse, pero me ha tocado prometerles que para las próximas las llevarían si le daban el permiso. Obviamente tuve que convencer a mamá, pero ella accedió con el permiso y a sido un milagro.

-Ven, acompáñame a despedirme de mi papi. -Hablo Isabel tomándome por el brazo y yo a regañadientes voy.

No porque no quiera ver a Ezequiel, pero sé que me pondré nerviosa al tenerlo junto a mi y no poder besarle. Al llegar al salón, Ezequiel se encontraba organizando sus libros en su bulto y al percatarse de nuestra presencia dejó lo que estaba haciendo para mirarnos.

-Papá ya me voy y te llamaré en cuanto terminemos para que pases por mi. -dijo Isabel acercándose para besarle y Ezequiel le devolvió el beso.

-¿Tienes dinero? -Habló mirándome a mí y le sonrió asintiendo.

-Si tengo, papá y cuidado con irte a ver con esa mujer. -le contestó Isabel bajando la mirada a su teléfono que sonó de repente y yo fruncí mi frente.

En ese momento busco con mi mirada a Ezequiel y este se encontraba sonriéndome; pero yo hago un movimiento de negación con mi rostro. ¿De qué mujer estará hablando Isabel? No lo entiendo y no es como, que pueda preguntarle a ella. Porque eso sería demasiado sospechoso o eso pienso yo. Maldita sea, tendré que quedarme con la duda y no le podría preguntar a Ezequiel tampoco.

-Vamos Isabel, que mi mamá ya debe estar esperándonos afuera y se nos hará tarde para la consulta. -le digo seriamente y me giro para salir del salón.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora