Capítulo 7: Ezequiel, háblame

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Como ya tenía las llaves separadas, comienzo a introducirlas cada una en su cerradura y sin hacer ningún tipo de ruido

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Como ya tenía las llaves separadas, comienzo a introducirlas cada una en su cerradura y sin hacer ningún tipo de ruido. Mi corazón palpitaba con mucha fuerza y tenía un nudo en mi garganta. Rápidamente abro la puerta con mucha calma y entró a la casa. Luego de cerrar la puerta, me doy la vuelta y comienzo a alumbrarme con la poca luz del celular. Cuando llegó a mi habitación, abro la puerta inmediatamente y suelto un suspiro al cerrar la puerta.

-Muy bonita te quedo, tu escapada del día de hoy. ¿Dónde estabas? –Habló una voz a mi espalda y mi corazón se detuvo.

Con mucho temor, pasó la mano al interruptor para encender la luz y luego me doy la vuelta. Inmediatamente suelto un enorme suspiro al encontrar a Alicia cruzada de brazos y mirándome seriamente.

-Alicia, casi me matas de un susto. –le conteste. Camine hacia la cama, tome asiento al lado de ella y comienzo a quitarme los tenis.

-Te hice una pregunta y quiero que me la respondas. Sabes lo que pasaría si mami Alexandra se daba cuenta que no estabas y yo iba a tener mucho problemas con ella. –Hablo Alicia observando seria.

-Prométeme que no le dirás nada, por favor. -le dije mirándola a los ojos y esta asintió.

-Te lo prometo, pero me dirás dónde estabas y cámbiate la ropa rápido. 

Confió en Alicia, porque nunca ha dicho nada de lo que le digo a mi mamá o a su propio padre; pero la realidad, es que no sabía qué decirle y estaba buscando las respuestas correctas. Rápidamente me cambio de ropa y me coloco mi bata de dormir; pero tenía la mirada penetrante de Alicia sobre mí.

-Estaba con el chico del bar. –le dije después de unos segundos.

-Ya me lo imaginaba, pero lo que quiero saber es como se llama ese misterioso chico. –Hablo Alicia. En realidad, me sorprendo un poco con su contestación y está lo noto. –Vale, tuve tu edad y también tuve las hormonas descontroladas como las tienes tú, justo en este momento. Ahora deja de darle vuelta al asunto y cuéntame cómo se llama. -En ese momento, sentimos una puerta ser abierta y rápidamente mi corazón palpitó. –Esconde los tenis y la ropa ahora. –Hablo Alicia en voz baja. 

Rápidamente me levanto, los tiros debajo de la cama y me acomodo debajo de las sabanas. Luego, observó como la puerta se abre dejando ver al pequeño Alex y ambas sonreímos.

-Mami. –Hablo Alex y corrió a los brazos de Alicia.

-Aquí estoy, bebe. ¿Por qué te levantaste de la cama? –le preguntó Alicia.

-Porque tengo miedo. –Volvió a decir Alex. 

-Ven, vamos a dormir que ya es tarde. –le dijo Alicia tomándolo en sus brazos. Luego se giró a verme y me observó seriamente. –Todavía no hemos terminado de hablar, pero mi hijo me necesita. Mañana cuidarás a Alex todo el día, porque ese será tu castigo.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora