Capítulo 39: ¿Qué quieres pedirme, niña?

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EL CAPÍTULO CONTIENE CONTENIDO SEXUAL, ESTÁ A SU DISCRECIÓN LEER O NO.

Ezequiel

—Mmm esa comida huele deliciosa. —comentó Valentina regresando del baño y dejó los platos encima de la mesa antes de que alcance a llegar a mí.

—Y sabe igual de deliciosa, amor mío. —le confieso, mientras le jalaba la silla para invitarla a sentarse. Ella me regala una sonrisa y cuando llega a mí, posa su mano en mi cuello para dejarme un pico. —¿Ya te sientes mejor, muñequita?

—Muchísimo mejor dado a que he descubierto que has pensando en mí y has decido no hacerme pasar un mal rato al verte con otra mujer tomada de tu mano. Esa acción ha provocado que te ame muchísimo más. —me respondió muy sonriente y pasó a dejarle un beso algo profundo. Porque ha sido puro roces de labios que ella gustosa me correspondió y aprovechó para posar mis manos sobre su cintura dado a que ya no puedo rodearla por su enorme panza.

Nunca lo haría, porque mi corazón le pertenece solo a ella y a mis tres hijos. No hay espacio para ningún otro ser vivo sobre la faz de esta tierra y no digo para nadie más. Porque no sé, si mi familia seguirá creciendo con el pasar de los años y es que yo aspiro a tener más hijos con ella.

—Muñequita, ¿sabes quién será la próxima mujer a la que pienso presentar como mi novia, luego pasará a ser mi prometida y al final se convertirá en mi esposa si ella me diera el sí? —preguntó sobre sus labios y ella se aparta un poco para observarme sorprendida.

Estoy disfrutando ver sus mejillas todas sonrojadas, sus ojos brillosos y la enorme sonrisa que adorna su precioso rostro. Solo trato de tantear el terreno antes de confesarle mi decisión y sé que esto será un sacrificio para ambos. No obstante, necesito que nuestra historia tenga de desenlace el estar juntos y no el estar separados.

Porque si terminó en prisión no pienso pedirle que me espere a que salga después de quince años y es que eso sería ser un egoísta con ella y con mis hijos. Porque no pienso permitir que ella deje pasar los mejores años de su juventud por un error que yo que he cometido y que yo solo debo pagar.

Porque Julio tiene razón al decirme que el adulto era yo y que solo yo podría detenerla; pero no lo quise hacer y ahora deberé enfrentar las consecuencias de esa decisión. Aunque una de esas consecuencias sea estar solo en una jodida prisión alejado de mis hijos y de ella misma. No quisiera pensar en esto, pero debo prepararme para el peor de los escenarios.

—No sé quién es y deberás darme al menos una pista. —me contesta sacándome de mis pensamientos y luego se acerca a dejarme un beso suave.

—Una mujer que resalta con su belleza a cualquier lugar que entran y que lleva a dos de mis hijos en su vientre.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora