Capítulo 36: Solo lo veo como un amigo

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Paso a dejar el cepillo sobre el gavetero y tomo el celular para sentarme en la cama

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Paso a dejar el cepillo sobre el gavetero y tomo el celular para sentarme en la cama. Apenas faltaba alrededor de una hora y media para que comenzará la última tanda de la película. Sin embargo, me había preparado antes, por eso de que, si Derek me decía que no, tendría que irme en un taxi. Porque mi madre irá a cenar junto a su esposo. Así que no lo dudo más y abro la conversación que comparto con Derek.

Yo:
-¿Sigue en pie, tú ofrecimiento para acompañarme con mis amigas y sus novios al cine? Derek te necesito y es que no quiero hacer del mal tercio.

Derek:
-Claro que sí, porque te di mi palabra.

Sonrió grandemente por la emoción que esto me embriago y es que justo lo que necesito ahora. Necesito salir y dejar de estar encerrada en cuatro paredes. Necesito respirar aire fresco junto a mis amigos.

Yo:
-Gracias y ya le pedí permiso a mi madre para salir el día de mañana juntos. Porque ahora estaré en deuda contigo.

Derek:
-¿A qué hora paso por ti?

Yo:
-¿Podría pasar por mí ahora mismo?

Derek
-Estaré allí dentro de media hora y es que debo cerrar al menos la tienda.

Mientras espero me armaré de valor y pensaré en las palabras adecuadas para mandarlo a la zona de amigos. La puerta de mi habitación se abrió y le sonrió a mi madre.

Yo:
-Te esperaré.

Avanzó a contestarle antes de que se me olvide y me envuelva hablando con mamá.

—Disfruta con tus amigos y tan pronto acabe la película regresarás a casa. Nada de quedarse en algún parque o gasolinera donde estén ingiriendo alcohol. Recuerda que tus hijos están dentro de ti y tus acciones repercuten en ellos.

—Mamá sabes que no pienso ingerir ninguna gota de alcohol y es que yo soy muy responsable. No se me olvidará nunca que mañana trabajo y para que estes tranquila. Derek me acompañará al cine y pienso pedirle que me regrese a casa.

—¿Qué se traen tú y Derek? —me preguntó alzando sus cejas y suspiro grandemente.

—Somos amigos nada más y me acompañará para eso de no ser, la única sin pareja en el grupo.

—Ándate con cuidado Valentina, porque yo no nací ayer. —me contesta depositándome un beso en la mejilla. —Ahora me iré porque mi esposo me está esperando y recuerda que llegaremos muy tarde. Así que cuando regreses a casa, cierra la puerta bien y me escribes en cuanto pongas un pie aquí.

—Falta que me digas, llámame por videollamada para comprobar que estés aquí. —le articulo molesta.

—Eso no sería una mala idea, mi querida hija.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora