Capítulo 1: Mi fiesta sorpresa

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Hoy era el día en el que cumpliría mis tan anhelados 18 años y me encontraba disfrutando de la fiesta sorpresa que mi madre Alexandra me había organizado

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Hoy era el día en el que cumpliría mis tan anhelados 18 años y me encontraba disfrutando de la fiesta sorpresa que mi madre Alexandra me había organizado. En la sala de casa se encontraban mi padre Luis, mi padrastro Alfonso, mi mejor amiga Abigail, mi hermanastra Alicia y el pequeño Alex. El pequeño Alex es el hijo de mi hermanastra Alicia y lo quiero como a un sobrino más. 

—Valentina es la hora de abrir los regalos. —Escucho decir a mi madre y luego se me acerca con una bolsa entre sus manos.

—¡Felicidades, mi niña! Espero que disfrutes tu regalo. –Hablo mi madre con mucha emoción y yo tomé el bolso. Luego de abrirlo, di un grito de enorme de emoción a ver que era un celular nuevo y corrí a abrazarla. 

-¡Gracias! Te amo, mamá.

-Te lo mereces por ser una excelente hija y muy buena estudiante. -Hablo mi madre con mucha emoción. 

-Ahora me toca el turno a mí. –habló mi padre Luis. 

Al instante me giré a verlo y me extendió un sobre pequeño. Rápidamente lo tomo con mucha curiosidad, lo abrí y me encuentro con una tarjeta de banco con mi nombre.

-¿Qué es? -le pregunté algo confundida.

-Son todos los ahorros que he hecho para cuando vayas a la universidad. Quiero que estudies una buena carrera, esta demás decirte que no los malgastes y espero que los sepas utilizar. –Hablo mi padre Luis y corrí a abrazarlo.

-No te preocupes padre, los voy a guardar. 

Luego de separarme de su abrazo, no sin antes dejarle un beso en su mejilla y él besar mi frente. Comienzo a caminar hacia el balcón, deteniéndome al lado de la mesa del centro de la sala y dejando los regalos, menos el celular. Sigo de largo para salir por la puerta de la casa y mira a Abigail y Alicia sentadas en un mueble. 

-Hola, chicas. ¿Qué hacen? -les pregunté a ambas y me senté entre media de ellas. 

-Te queremos invitar a un bar, ya sabes, para celebrar que ya puedes entrar a uno y bailar hasta que salga sol. –Hablo Alicia.

-Alicia, sabes que no me gustan esos lugares y prefiero quedarme en casa esta noche. 

-Vale no seas aguafiestas, porque solo será un rato nada más. –Hablo mi mejor amiga Abigail. 

Ella, ya había cumplido los 18 años y desde entonces, no paraba de estar clubes nocturnos. No entiendo qué le ven a eso, de estar tomando toda la noche, mover el cuerpo de manera sexual en la pista y después terminar todas mal arregladas o sin tacones a mitad de noche. Yo no quiero terminar así y por eso, prefiero quedarme en casa viendo películas. 

-Para terminar como tú, no gracias. -Rápidamente Abigail me propino un golpe sobre mi brazo y yo me quejo. -Ay, eso dolió.

-Amiga no tienes que tomar nada de alcohol y solo nos acompañarás a ambas. –Hablo Abigail.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora