Capítulo 19: Muñequita, ¿me buscabas?

1K 48 2
                                    

A la mañana siguiente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A la mañana siguiente

Dejó el cepillo encima del gavetero, me acerco a la cama y tomo mi mochila junto con mi celular. Camino hacia el final del pasillo, me detengo en la barra de la cocina y tomó un vaso de jugo junto con mi plato de tostadas francesas. No tardó en girarme para acercarme a la mesa del comedor y tomar asiento.

Comienzo por echarle el sirope a las tostadas francesas y luego le doy un sorbo a mi jugo de china. Hoy no me tocaba ir tan temprano a la escuela, porque mi madre no trabajaba y podría llegar un poco más tarde. No es por gusto que no trabaja, sino porque ella tiene dos citas médicas y las escogió para el mismo día.

-¿Y ese milagro, que te decidiste a usar la ropa de embarazada? -me pregunta mi madre.

Ella me había comprado ropa de embarazada que pudiera usar para ir a la escuela, pero yo me había negado a usarla y la única razón era para ocultar mi embarazo.

-Porque ya mi ropa no me cierra y me aprieta mucho en el área de la barriga.

-¿Y qué pasó con tu abrigo ancho? -Vuelve a preguntar mamá.

Mi madre debió ser una agente de la FBI, en vez de contable y es que a veces es demasiado hostigadora. Acababa de comenzar el interrogatorio de preguntas y tendría que estar lista para las posibles respuestas que le daría.

-No lo usaré más. -le confieso.

-¿Y ese cambio tuyo tan repentino, a que se debe? -me cuestiona mi madre.

-Me dijiste que tenía que aceptar mis errores, pues eso es lo que hago mami. -le contesto y veo su expresión sumamente seria.

-Últimamente te has vuelto una altanera, pero te recuerdo que yo soy tu madre y no una de tus amigas.

-Lo siento, mami. -Hago una pausa. -Solo quería pedirte permiso.... -No puede terminar de hablar, porque de inmediato me interrumpió y tuve que quedarme con la palabra en la boca.

-No puedes salir y no sé cuándo lo vas a entender.

-Pero mamá, ni tan siquiera me has dejado terminar de hablar. -me queje.

-Digas lo que digas, no me harás cambiar de opinión y deberías apurarte con tu desayuno que tenemos que irnos. Valentina no quiero que llegues tarde a tu primera clase y hacerme llegar tarde a mi también.

No eso jamás. Jamás podría llegar tarde a la clase de matemáticas y es que es, en dondé único puedo ver a Ezequiel.

-Quiero trabajar. -le suelto de golpe.

-¿Cómo?

Mi madre se detuvo de fregar los trastes y se secó las manos para caminar hacia mi dirección.

-Que quiero trabajar los fines de semana y es por que, quiero tener dinero para comprarle cosas a los bebés.

-No tienes que hacerlo por ahora, porque tu padre y yo nos encargaremos de todo hasta que te gradues.

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora