Luego estar caminando por al menos diez minutos, llegó hasta la misma calle de siempre y busco con mi mirada el auto de Ezequiel. Inmediatamente frunzo mi frente y vuelvo a echar un vistazo a la carretera; pero no encontré su auto. Seguramente aún no ha llegado y llevó mi mirada hacia la pantalla del móvil para enviarle un mensaje.
Yo
-"¿Dónde estás?"E
-"Aquí"Rápidamente levanto mi rostro, mientras observo a un auto detenerse justo delante de mí y me alejo dando un paso hacia atrás. Porque el auto era totalmente desconocido para mí y me provoco un poco de temor. Tuve que dar un paso hacia atrás, pero observo como ese auto baja el cristal de la ventanilla e inconscientemente observó hacia dentro del auto. No tardé ni un segundo en fruncir mi frente y observar su rostro de manera extraña.
-Súbete. –ordenó Ezequiel y rápidamente le hice caso.
-¿Cambiaste de auto? –le pregunto un poco confundida.
No soy tan olvidadiza y recuerdo perfectamente que este no era su auto. Ezequiel me observaba detenidamente y luego me sonríe.
-No, este auto es de mi mejor amigo Julio.
-¿Y qué pasó con tu auto? –le pregunté y lo escuché soltar una sonrisa para luego poner a andar el auto.
-Ya se me había olvidado que eras muy preguntona. –Rápidamente aparta la mirada de la carretera para regalarme una sonrisa y me observa detenidamente.
-Yo no soy preguntona. –le conteste cruzándome de brazos.
-Como también extrañaba tus berrinches de niña pequeña. –Habló Ezequiel soltando otra sonrisa y le sonrió de igual forma.
-¿Me extrañaste? –le pregunte.
Seguramente debo estar toda sonrojada y él sonriéndome hacía que mi corazón latiera de prisa.
-Eso acabo de decir, niña. –Habló Ezequiel, mientras seguía conduciendo el auto.
-Te dije que no me llamarás niña. -me quejo.
Luego de esto hubo un largo silencio en el auto por mi parte observaba el camino y escucha la música de la radio. Ezequiel detuvo el auto en una casa que no era la suya y cambió mi rostro a uno confundido.
No tardó en estacionar el auto en la subida del garaje de esa casa, luego baja de él y me hace seña para que yo lo siga. Rápidamente me bajo del auto y lo sigo hasta la entrada de esa casa. Ezequiel abre la puerta de la entrada, pasa y me hace seña para que entre.
-¿Dónde estamos? –le pregunto confundida.
-En la casa de mi mejor amigo.
-¿Y porqué estamos aquí?
-Necesito que estés tranquila muñequita, porque nunca te haría nada malo y ya te lo había dicho. Todo esto tiene una explicación, lo que sucede es que no puedo llevarte a casa, porque allá está Isabel y tampoco podría llevarte a un motel. Valentina recuerda que yo sigo siendo un hombre mayor y no se verá nada bien que te lleve a un motel para conversar o al menos que quieres que terminé en una prisión. –Hablo Ezequiel sentándose tranquilamente en el sillón y me hace señal para que haga lo mismo.
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Dos Pequeños Desliz
General FictionConoce la historia de Valentina, una niña de tan solo 18 años. Para celebrar su cumpleaños número 18, decidió ir a un bar a pasarla bien junto a su mejor amiga y su hermanastra. Esta niña, esa noche conoció a un hombre mayor. Esa noche en el bar est...