Ezequiel
No sabría decirles con exactitud el tiempo que llevaba encerrado en este maldito hueco, pero ha de ser bastante y esto es debido a que mi cuerpo ya no soporta el estar sentado o acostado en esta extraordinaria cama de concentro. Sé que cometí un delito, pero tampoco lo considero un hecho tan grave como para merecer ir a prisión por quince años o quizás, hasta más.
¡Puta madre!
Tampoco estoy negando el hecho de haberlo cometido, pero simplemente no podía dejar a mis hijos desamparados. Ahora solo me resta esperar a que ese juez tenga compasión conmigo y que pueda entender que todo lo hice por el bienestar de mis hijos que están por nacer. Y aún encerrado en esta celda sigo sin arrepentirme y seguiré sin hacerlo.
No niego que estoy tan desesperado que no hago más que pensar en tonterías, pero qué más puedo hacer en este maldito hueco y sin compañía.
Estoy tan desesperado por saber de mi mujer, de mi hija y de Julio. Porque desde que me detuvieron no he sabido nada de ellos y ni de Julio que es mi abogado.
¿Por qué no sé, porque diablos no ha llegado a sacarme de este maldito hueco? Claro está que será bajo fianza hasta que se vea el juicio y dicten mi condena.
Maldición, no quiero andar pensando en que Valentina no lo llamó, después de yo haber optado por rechazar la única llamada a la cual tenía derecho. Claro que lo había hecho así, porque confío ciegamente en mi mujer; pero ahora siento que las horas pasan y pasan sin tener noticias de nadie.
Joder amor mío, no puedes defraudarme justo ahora. Porque ahora es cuando más te necesito para poder coexistir dentro de este hueco y soportar los años que me queden encerrados aquí.
Maldición, es la peor experiencia que he tenido que vivir en mi vida y de solo pensar que este será mi hogar dentro de los próximos quince años me destroza por completo. Me jode el pensar que no podré cumplirle a mi mujer la promesa que le hice el día que nos casamos y también el no poder ver crecer a Isabella y a Isaac. No es justo para mis hijos el no tener el derecho de tener a su padre cerca y vivir con la vergüenza de que su padre esté encerrado en una prisión.
Gruño fuerte cuando le he dado un puto golpe a la pared de concentro y me asusto cuando escuchó el ruido de unas llaves por el pasillo. Me quedo fijamente mirando la puerta y ahí me doy cuenta que son dos oficiales.
—Tu abogado ya llegó y tendrás la oportunidad para hablar con él antes del interrogatorio. —me aclara el oficial y me levanto para ir con ellos.
Joder, al fin llegó y ahora solo espero que tengas buenas noticias para mí.
No me pusieron las esposas, pero si iba acompañado por un guardia a cada lado de mí y justo uno se detiene delante de una puerta. Pasa a abrirla y cuando observó al interior ya Julio se encontraba sentado al otro extremo de la mesa.
ESTÁS LEYENDO
Dos Pequeños Desliz
General FictionConoce la historia de Valentina, una niña de tan solo 18 años. Para celebrar su cumpleaños número 18, decidió ir a un bar a pasarla bien junto a su mejor amiga y su hermanastra. Esta niña, esa noche conoció a un hombre mayor. Esa noche en el bar est...