Ezequiel
—Vamos a casa, amor mío. —Ella no alza su rostro, pero se coloca de lado para no apartarse de mis brazos en ningún momento. Sin perder tiempo le quitó con la llave el seguro a la puerta y le abro para invitarla a subirse. —Muñequita, no quisiera dejarte sola; pero ahora necesito ir a dentro un momento para ver a mi hija antes de irme. Prometo no demorarme. —Paso a sacar de la guantera del auto una servilleta y luego me doblo un poco para meter mi cabeza dentro del auto. —Amor mío, haz un esfuerzo para dejar de llorar, ¿sí? —le pido, mientras secaba sus lágrimas.
Ella tomo aire para después soltarlo y luego cerro sus ojos por un momento. Aprovecho para unir nuestros labios en un beso de puro roces de labios que ella me respondió al instante y nos separamos justo cuando nos falto el aire.
—Preciosa, cuando sonríes todo dentro de mí se compone y eso quiere decir que no puedes dejar de hacerlo nunca. —le confieso y eso la hace sonrojarse demasiado. Al siguiente segundo, ya la tengo apoderándose de mis labios nuevamente y a mí me toca seguirle el ritmo que ella estaba marcando.
—Prometo que pondré todo mi empeño para dejar de llorar, pero no creo que pueda dejar de sentirme triste.
No la juzgo, porque yo también lo estoy y es que nada estaba saliendo como ambos lo esperábamos.
—Preciosa, solo inténtalo y toma las llaves para que enciendas el auto. —confieso enderezándome y mirándola desde afuera.
—Por favor, ¿puedes traerme mi cartera que debe estar en la mesa en la que estaban sentada con mis padres? —me pregunto regalándome una sonrisa y le asiento.
—Por supuesto, preciosa. —dictó entregándole las llaves y ella sonríe aceptándolas.
Paso a girarme para tomar el camino de regreso a la puerta trasera del local. Porque ahora solo necesitaba asegurarme que al menos Isabel, ya se encontraba un poco más tranquila.
Al estar adentro busco con mi mirada a Isabel, pero no la encuentro y en cambio me encuentro con otra escena. Frunzo mi frente en señal de confusión al ver a toda mi familia junto a Julio y su esposa rodear a Isa. Lo próximo que escuche fue una noticia que no esperaba recibir en este momento.
—Isabel aparecerá, Isa. De seguro estará con alguna amiga suya y si no te contesta seguramente es porque el celular se le quedó sin batería. —le dice Mirna y yo frunzo a un más mi frente.
Princesa, no puedes estar haciéndome esto justo hoy.
Joder.
—Si le pasa algo o esa persona con la que se fue se lo hace. Yo no me lo voy a perdonar nunca y es que entiendan, que se subió a una camioneta que yo no logró reconocer. Aparte de que acabo de llamar a sus amigas más cercanas y con ninguna de ellas se fue. —confiesa con histeria y da un paso al frente.
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Dos Pequeños Desliz
General FictionConoce la historia de Valentina, una niña de tan solo 18 años. Para celebrar su cumpleaños número 18, decidió ir a un bar a pasarla bien junto a su mejor amiga y su hermanastra. Esta niña, esa noche conoció a un hombre mayor. Esa noche en el bar est...