Capítulo 33: Más hermosa que ella

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Los labios de Ezequiel rozaban los míos provocando una corriente eléctrica en todo mi cuerpo y también que los latidos de mi corazón no se detuvieran en ningún momento

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Los labios de Ezequiel rozaban los míos provocando una corriente eléctrica en todo mi cuerpo y también que los latidos de mi corazón no se detuvieran en ningún momento. Claro que quería seguir besándolo por mucho más tiempo, pero al escuchar los pitidos de las bocinas de los autos que transitaba por la autopista provocó que Ezequiel se apartara de mis labios dejándome un beso corto y a su paso me acarició la mejilla.

Ambos sonreímos por la emoción que nos embargaba este momento y ya se podrán imaginar lo felices que nos encontrábamos.

—Debemos irnos, ¿cierto? —le pregunto sonrojada y él me asiente.

No sé describir en palabras cómo me siento ahora mismo y solamente puedo decirles que estoy más feliz que una lombriz. Que no he parado de sonreír desde que escuche su confesión, que mi corazón no ha parado de latir y que siento un aleteo en mi estómago. Rápidamente llevo mi mano allí y sonrió mucho más.

Porque era la primera vez que sentía a mis bebés moverse dentro de mi panza y que fuera en presencia de Ezequiel fue lo mejor.

—Mis bebés se están moviendo por primera vez. —le cuento con gran emoción y él pone su mano en dónde yo tengo la mía para sentirlos.

—Nuestros bebés, porque no son tuyos solo y es que yo también puse mi parte para su engendración. —Fue inevitable no soltar una carcajada al escucharlo decirme esto y él vuelve a darme otro beso corto.

—Corrijo, nuestros bebés. —Vuelvo a repetirlo y es él, el que sonríe esta vez.

—De seguro estos pequeños están felices de sentir a sus padres juntos, muñequita.

Él volvió a apoderarse de mis labios, pero este fue un suave beso. De igual forma era un buen beso y no necesitaba que lo volviera a subir de nivel. No, ahora en medio de una autopista y es que no quería que me dieran ganas de otra cosa no tan apropiada para el momento.

Descubrir que él me ama de la misma forma en como yo lo amo a él, es algo muy importante para mí y es que se sintió bien saber que soy correspondida de la misma forma. Escucharlo decir que quiere estar junto conmigo y mis bebés me llena de mucha felicidad.

Aunque también me entristece un poco, el no poder decirle a nadie que lo amo, no hasta que cumpla mi mayoría de edad y para eso faltan tres años más.

Maldita sea, ¿por qué tenemos que esperar tanto tiempo?

—Vámonos o llegaremos muy tarde para la reunión con mi amigo Julio.

Ezequiel me abre la puerta del auto, yo subo y luego pasa a cerrarla. Sonrió, mientras no lo pierdo de vista hasta que sube por el lado del conductor. Antes de poner el auto en marcha entrelaza mi mano con la suya, luego me arroja un beso al aire junto a una guiñada de ojo y siento los latidos de mi corazón acelerarse.

No cabe duda de que amo al Profesor Núñez y de que quiero que estemos juntos por siempre.

Aunque sé también, que algunas veces, no siempre se puede tener un "para siempre", así como sucedió con mis padres y con lo de mi hermana Alicia. Respiro profundo y muevo mi rostro, porque eso no pasará con nosotros. ¿Cierto?

Dos Pequeños DeslizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora