Ezequiel
Muevo con la cuchara el café para que el azúcar se disuelva y le doy una probada para asegurarme de que había endulzado el café como me gusta beberlo. Paso a arrojar la cuchara en el fregadero y tomo mi plato de huevos revueltos con jamón y queso acompañados con unas tostadas en mantequilla. Recién acababa de terminar mi desayuno y me dirijo al comedor para tomar asiento.
Cuando voy a tomar el primer bocado de comida la pantalla de mi celular se ilumina con el nombre de Isa y suspiro antes de contestar. Porque odio que la gente llame a la hora que me estoy sentando a comer o que me den noticias inesperadas mientras como, que provoquen que se me vaya el apetito. Aprovecho para mirar la hora en mi reloj de mi muñeca izquierda y eran las nueve de mañana. Descuelgo la llamada y lo colocó en alta voz para seguir ingiriendo mis huevos revueltos.
-¡Buenos Días, Isa! -le contestó al terminar de tragar el pedazo de pan.
-¡Buenos días, Isaías! No sabes cuanto extraño que me llames ratoncita y no Isa. -me contesta un poco bajoneada y lo reconozco por su tono de voz.
Ella siempre me ha llamado por mi segundo nombre y yo ratoncita, porque que mucho le gusta el queso a esta mujer. Según Isa, decidió llamarme así, porque no quería llamarme de la misma forma en que los demás me llamaban y hasta cierto punto me pareció tierno en nuestra relación. Sin embargo, ya dejó de ser mi esposa y no debía seguir llamándola de una manera tan cariñosa.
Cuando la conocí éramos unos puros niños, ella era mi vecina cuando vivíamos en este estado y también es hermana de un gran amigo de mi infancia. Sin embargo, nos habíamos hecho novios cuando ella tenía 15 años y yo 17. Desde ese entonces habíamos siendo inseparables hasta hace ocho meses atrás que tomamos la decisión de divorciarnos, pero si nuestros problemas habían comenzado hace dos años atrás.
Durante los últimos dos años, tratamos de encender la llama de la pasión en ese matrimonio y nos respetamos como la pareja que éramos. Porque durante esos dos años, nunca dejamos de seguir viviendo en la misma casa, de seguir compartiendo la misma cama todas las noches y de seguir teniendo intimidad. Sin embargo, ya no había chispa de amor y claro que lo intentamos encender de muchas manera; pero no funcionó. Nuestra separación se definió por completo cuando dejamos de hacer las cosas juntos y cuando regresé al estado en donde se encontraba mi familia.
Tengo pleno conocimiento de que le he ocultado una parte de la verdad a Valentina, pero es que estoy seguro que ella no iba a entenderlo o verlo como cualquier otro adulto lo haría. Esa noche tomé la decisión de contarle una pequeña parte de la verdad y más adelante cuando obtenga más madure le contaré todo. Porque esa noche, yo no quería que se siguiera comportando tan indiferente conmigo y solo quería que siguiera tratándome como lo estaba haciendo desde que la conocí.
Solo quiero dejar claro, que Valentina ha sido la única mujer con la que he estado íntimamente después de haberme separado de Isa y esperaba que esto no cambiará por bastante tiempo. Solo esperaba que cuando le cuente todo esto no haga un berrinche como siempre y lo acepte con la madurez que dice que tiene.
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Dos Pequeños Desliz
General FictionConoce la historia de Valentina, una niña de tan solo 18 años. Para celebrar su cumpleaños número 18, decidió ir a un bar a pasarla bien junto a su mejor amiga y su hermanastra. Esta niña, esa noche conoció a un hombre mayor. Esa noche en el bar est...